domingo, 18 de febrero de 2007

Los diez principios de la buena enseñanza. R. Leblanc

LOS DIEZ PRINCIPIOS SUPREMOS DE LA BUENA ENSEÑANZA. Richard Leblanc

Primero. La buena enseñanza tiene que ver tanto con la pasión como con la razón. No se trata solamente de motivar a los estudiantes a que aprendan, sino de enseñarles cómo aprender, y hacerlo de manera que sea relevante, llena de significado y memorable para ellos. Consiste en saber cuidar el arte de enseñar, en apasionarse por él y en trasmitir esa pasión a los demás, sobre todo a los alumnos.Segundo. La buena enseñanza es considerar a los estudiantes consumidores de conocimiento. Consiste en hacer el mayor esfuerzo por mantenerse actualizado en su campo, leyendo las fuentes directa e indirectamente relevantes, y frecuentando el grupo líder tan a menudo como sea posible. Pero el conocimiento no se circunscribe a las revistas especializadas. La buena enseñanza consiste en saber tender puentes entre la teoría y la práctica. Consiste en dejar la torre de marfil y sumergirse en el campo de trabajo, conversando con la gente que pone en práctica la teoría, consultándoles y asistiéndoles, y también establecer relaciones con sus comunidades.
Tercero. La buena enseñanza consiste en escuchar, preguntar, ser sensible, y recordar que cada estudiante es diferente. Consiste en provocar las respuestas y en desarrollar las habilidades de comunicación de los estudiantes. Consiste en alentarlos a excederse, y al mismo tiempo, consiste en ser humano, respetuoso de los demás, y en ser un profesional todo el tiempo.
Cuarto. La buena enseñanza no consiste en tener siempre una agenda fija y en ser rígido, sino en ser flexible, de ánimo experimentador, y en tener la confianza necesaria para reaccionar y ajustarse a las circunstancias. Consiste en obtener sólo diez por ciento de lo que esperaba alcanzar en clase y aún así sentirse satisfecho. Consiste en saber desviarse del programa de clase o de la lección programada cuando hay mejores oportunidades de aprendizaje en otra parte. La buena enseñanza consiste en el balance creativo entre ser un dictador y ser un condescendiente.Quinto. La buena enseñanza es cuestión de estilo. ¿Debería ser divertido enseñar? Puede apostar a que sí. ¿Significa esto que carezca de sustancia? De ninguna manera. La enseñanza efectiva no consiste en clavar las manos en el podio, o en tener los ojos fijos en lo que proyecta la pantalla o la pizarra. Los buenos maestros trabajan el espacio en el aula y saben dónde está cada estudiante. Se dan cuenta de que ellos son los directores y los alumnos la orquesta. Cada estudiante toca un instrumento diferente y con diferentes grados de habilidad.Sexto. Esto es muy importante: la buena enseñanza es asunto de buen humor. Consiste en no tomarse a usted mismo demasiado en serio. A menudo consiste en hacer bromas inocuas, la mayoría cargadas a su cuenta, de manera que el hielo se rompa y los estudiantes aprendan en una atmósfera relajada donde usted, como ellos, se vean como seres humanos con debilidades y carencias.Séptimo. La buena enseñanza consiste en cuidar, nutrir y desarrollar mentes y talentos. Consiste en dedicar tiempo a cada alumno, a menudo sin que el interesado se dé cuenta. Consiste también en aquellas horas desagradecidas que dedicamos a calificar, a diseñar o rediseñar cursos y a preparar materiales para mejorar la enseñanza.
Octavo. La buena enseñanza se apoya en un liderazgo fuerte y visionario, y en un soporte institucional muy tangible (recursos, personal y fondos). La buena enseñanza se refuerza continuamente con una visión global que trasciende toda la organización --desde los profesores hasta los auxiliares--, la cual queda reflejada en lo que se dice, pero más importante, en lo que se hace.
Noveno. La buena enseñanza consiste en ser intermediarios entre los profesores antiguos y los nuevos, entre los compañeros de trabajo, y en ser reconocido y promocionado por los colegas. La enseñanza eficaz debiera ser recompensada, y la enseñanza pobre debiera ser mejorada a través de programas de capacitación.
Décimo. Al final, la buena enseñanza consiste en saber divertirse, en saber experimentar las recompensas propias de la profesión, como cuando uno fija la mirada en un estudiante al final de la fila y puede ver cómo funcionan sus neuronas, cómo se forman sus pensamientos, y cómo ese alumno se convierte en una mejor persona. Los buenos maestros practican su arte no por amor al dinero o porque tienen que hacerlo, sino porque verdaderamente disfrutan haciéndolo y quieren hacerlo. Los buenos profesores no se pueden imaginar haciendo otra cosa.

1 comentario:

Gastón dijo...

Me encantó el articulo!!