LA VIDA

 

La vida es cambio

La vida no es justa, lo sabemos. No todos comienzan desde el mismo punto ni con las mismas oportunidades. Algunos avanzan por senderos despejados, mientras que otros deben abrirse paso entre espinas. No basta solo con querer, con esforzarse o con soñar; también pesan el origen, las circunstancias y los golpes que llegan sin aviso.

Sin embargo, la vida es cambio. Atrasamos la hora y se adelanta el invierno. Crecen los avances científicos, la esperanza de vida y el consumo, pero también la pobreza y la indiferencia en un mundo que olvida el valor de lo que tiene. Hemos perdido la memoria de dónde venimos, ignoramos hacia dónde vamos y muchas veces no apreciamos lo que poseemos.

Basta con mirar atrás y recordar cómo era la vida en los años 50-60 en muchos pueblos sin electricidad ni agua corriente. La luz provenía de candiles de aceite, el agua se transportaba en botijos y cubos, y el baño era la cuadra, donde convivían caballerías y un cerdo destinado al matadero. En la ciudad, se buscaba cada día un trozo de hielo y leche fresca, mientras se soñaba con un futuro donde no hubiera que fregar de rodillas ni lavar la ropa a mano. La radio era la única ventana al mundo exterior, y el tranvía transportaba esperanzas tanto como pasajeros.

El tiempo ha cambiado muchas cosas, pero nuestra resistencia al cambio sigue presente. Instalados en la comodidad, nos dejamos encadenar por la rutina, por valores egoístas y por el miedo a lo desconocido. Nos preguntamos si vale la pena tanto esfuerzo sin certezas. Y la respuesta no siempre es clara. Pero incluso en los caminos más oscuros, siempre hay una luz, por tenue que sea. No es cuestión de suerte ni de merecimiento, sino de resistir sin perderse a uno mismo, de encontrar el propio ritmo sin compararse con quienes tuvieron un viaje más fácil.

Sin embargo, siempre hay espacios donde el aprendizaje, la compañía y la solidaridad nos recuerdan que el verdadero cambio comienza en cada uno de nosotros y hacen posible que la esperanza brille cuando el día amanece nublado.

La vida puede ser dura, pero en su complejidad también guarda belleza. Y aunque hoy no lo veamos con claridad, el mundo aún tiene algo que darnos, y nosotros, mucho que ofrecerle. No dejemos que las dificultades apaguen nuestro fuego. Sigamos adelante, con la cabeza en alto y el corazón lleno de esperanza. Porque cada día es una nueva oportunidad y aún quedan muchos capítulos por escribir en nuestra historia.

Que el futuro nos traiga fuerza, claridad y muchas razones para sonreír.

Marín Hontoria




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