jueves, 17 de junio de 2010

EL DISCIPULO Y LA DISCIPLINA



Directivos disciplinados equipos disciplinados

La disciplina deriva de discípulo y está vinculada al proceso de aprendizaje, al esfuerzo y a la constancia por aprender. La disciplina emerge de manera natural cuando vinculamos la visión al compromiso, es decir, sé lo que quiero hacer y lo realizo.

Cuantas veces oímos a ciertos directivos exclamar con cierto malestar o resignación: ¡No soy disciplinado!.

Es probable que nos sintamos reflejados con alguno de estos comentarios

·Cuando convoco una reunión, entre unos y otros, ¡No hay manera de que pueda llegar puntual!

·¡Me encantaría tener la mesa ordenada!,

·¡Mira que me planifico, pero al final siempre sobrepaso el plazo de entrega!

·¡No consigo dejar de fumar! ¡No consigo mantener la dieta! ¡No voy al gimnasio desde hace…!

·¡Tengo muy buenos propósitos pero a la hora de la verdad me da pereza!

·¡Me paso el día apagando incendios y no cumplo lo que había programado para hoy!


Dolor profundo, sentimiento de culpa, sumisa actitud derrotista impregnan estos comentarios, incluso cierta desazón, ya que hay otras personas que parecen disciplinadas por naturaleza, hacen lo correcto y en apariencia lo hacen sin esfuerzo. ¿Cómo lo consiguen los que son disciplinados? Aunque parezca una respuesta de perogrullo, las personas disciplinadas han logrado serlo a base de disciplina.

Si la disciplina está vinculada al aprendizaje, y no somos disciplinados a nivel personal o profesional, quizás simplemente estemos confirmando que en esa área de nuestra vida no hemos realizado los aprendizajes necesarios. Si la disciplina está vinculada a la ejecución, supone hacer lo que tengamos que hacer para realizar nuestra visión, venciendo nuestras resistencias. Ser disciplinado implica valorar las consecuencias de nuestras decisiones y reconocer que superar “el instante crítico”, momento delicado donde valoro el esfuerzo inicial en beneficio del bienestar a largo plazo puede marcar la diferencia. Con la práctica aprendo que a largo plazo vale la pena superar “el instante crítico” para lograr mis objetivos y así convertirme en una persona disciplinada.

Una de nuestras funciones como directivos es definir la realidad, a pesar de que esta no sea muy agradable. Cuando reconocemos que se requiere un esfuerzo por nuestra parte, cuando aceptamos libremente eligir hacer lo que sea necesario para cumplir nuestro compromiso, aprendemos a dar nuestra mejor respuesta. Somos disciplinados.

Imaginemos a un directivo que asiste a una feria importante con su equipo de trabajo, una feria del sector profesional de la compañía, fundamental para la organización. Este directivo llega a la feria y recoge en una enorme bolsa gran cantidad de folletos, tarjetas, muestras, está muy satisfecho con las posibilidades que vislumbra con todo el material que ha acumulado. Finalmente regresa a la empresa y en un rincón de su despacho deja el montón de información que ha ido recogiendo…pasan los días, y se dice a si mismo: “tan pronto tenga un momento lo reviso, lo ordeno y tomo notas”. Desdichadamente esto no ocurre. Poco a poco deja de ser prioritario y meses después harto de observar el recordatorio de su falta de disciplina todo aquel material termina en la papelera.

¿Qué es lo que este directivo aun no ha aprendido? ¿Qué está priorizando? ¿Qué decisión no sabe tomar? ¿Tiene visión de futuro o es cortoplacista? ¿Qué disciplina está enseñando a su equipo?

Realmente las personas somos disciplinadas en más ocasiones de las que pensamos. Me gustaría invitaros a reflexionar sobre vuestra disciplina. ¿En que situaciones eres una persona disciplinada? ¿Qué enseñanzas posees que te permiten serlo?

Si tú eres esa persona capaz de ser disciplinada en algunas parcelas de tu vida es probable que en el fondo de tu corazón encuentres:

* Vibrante pasión y entusiasmo
* Cualidades y talentos que estimulan tu mente y tu creatividad
* Un propósito claro y significativo

Curiosamente en esas situaciones sabemos lo que hay que hacer y además decidimos realizamos. Y al observar el resultado experimentamos autentica alegría y obtenemos grata satisfacción.

¿Qué ocurre cuándo inspiras con tu ejemplo a las personas de tu equipo? ¿Qué sucede cuando conectas con la pasión que albergan en su corazón, sus talentos personales, y sus aspiraciones más intensas? Surge la DISCIPLINA.

El equipo directivo marca la pauta de la disciplina de la organización. Cuando el equipo directivo no es disciplinado, ¿de qué manera afecta a la cultura de su organización? Si el “discípulo” aprende del maestro y se disciplina, las personas de la organización aprenden del equipo directivo y actúan en consecuencia.

La disciplina nos permite gestionar nuestra energía i nuestros talentos y así enfocarla hacia nuestros objetivos. Cuando somos disciplinados enseñamos disciplina a nuestros equipos conectando con su pasión, sus talentos y su propósito.

Herminia Gomà
Coaching | Inteligencia emocional