SEQUÍA
La explotación irracional de
los recursos naturales, la contaminación de la tierra, del agua y del aire, el
cambio climático, la sequía y desertificación de la mayor parte del planeta, la
malévola utilización de la inteligencia artificial, la tecnificación y
robotización de la sociedad y sus procesos productivos, las guerras por el
control del agua y las materias primas, las hambrunas y enfermedades derivadas,
han conducido a la humanidad a su casi total extinción.
Los escasos supervivientes que
han conseguido sobrevivir en reductos fortificados, alrededor de pozos de agua
sin contaminar, se enfrentan a duras condiciones de vida. La producción de
alimentos está limitada por la escasez del agua que está racionada, por las
dificultades que supone encontrar y poder extraer tierra sin contaminar, por la
falta de frutas, verduras y cereales que cultivar, el reducido número de
animales de granja que hay que cuidar y la ausencia de combustibles.
En medio de este panorama
desolador, un grupo de supervivientes liderados por Helena, una valiente y
determinada joven, decidió que no podían rendirse ante la adversidad.
Conscientes de que la supervivencia de la humanidad dependía de su capacidad
para adaptarse y superarse, se embarcaron en una misión audaz: buscar una
solución para superar la sequía y restaurar la vida en la Tierra.
Empujados por la acuciante
necesidad y guiados por la fuerte intuición de Helena, el minoritario grupo
emprendió un viaje arriesgado hacia un remoto lugar, pues se rumoreaba que aún
existía un oasis mítico, un último reducto de biodiversidad y vida en medio del
árido desierto que los circundaba. A lo largo de camino, durante inacabables
días, enfrentaron miedos y peligros bajo un sol ardiente en contraste con las
gélidas noches estrelladas, pero su determinación nunca flaqueó gracias a su
mutuo apoyo y al carisma de Helena.
Finalmente, extenuados, cuando
flaqueaban sus fuerzas, llegaron al oasis soñado, lleno de verdor y vida en
medio del desolador paisaje que acababan de atravesar. Allí, encontraron a Mitra,
una sabia anciana que había vivido en ese lugar durante décadas, protegiendo la
diversidad de plantas y animales que allí habitaban. Compartió su sabiduría
ancestral con el grupo y les reveló un secreto guardado celosamente: la
existencia del manantial de vida.
Mitra les explico que el agua
contenía y grababa en su estructura memorias, recuerdos, intenciones y
plagarías desde tiempos inmemoriales, que había escuchado las suyas y les había
conducido al manantial después de superar las difíciles pruebas que se
presentaron a lo largo del camino, mostrando un gran coraje, ingenio y
cooperación. El manantial era una fuente de agua pura y revitalizante capaz de
restaurar la vida en la Tierra. Helena, con su firme determinación, se acercó y
bebió del agua diamantina. De repente, sintió cómo la vida fluía nuevamente por
sus venas, revitalizándola y dándole una nueva esperanza.
Con las cantimploras llenas
del agua crística y llenos de energía, el grupo regresó a su comunidad
fortificada. Compartieron el milagro del agua, su capacidad de depurar el agua
contaminada y multiplicarse, y comenzaron a cultivar plantas resistentes a la
sequía utilizando técnicas de permeacultura y riego eficiente. Poco a poco, la
tierra árida comenzó a reverdecer, los cultivos se multiplicaron y la comida se
volvió más abundante.
La noticia de la hazaña de Helena
y su grupo se extendió por otros asentamientos, compartieron el agua milagrosa inspirando
a otros supervivientes a utilizar una agricultura regenerativa y
trabajar juntos para enfrentar la sequía, creando una red solidaria en la lucha
por la supervivencia.
A medida que pasaba el tiempo,
la Tierra comenzó a sanar lentamente. Los desiertos al favorecer el proceso de
oasificación, se convirtieron en fértiles tierras de cultivo, los ríos y lagos
renacieron con vida, y la biodiversidad volvió a florecer. La sequía fue
superada y la humanidad, renacida de sus cenizas, habiendo aprendido de sus
errores pasados, vivió en armonía con la naturaleza, protegiendo los recursos, valorando
cada gota de agua como un tesoro preciado, y construyendo un futuro sostenible
y esperanzador.
Marín Hontoria