sábado, 10 de noviembre de 2007

¿Quién quiere ser profesor? II Parte

Se ha producido una evidente pérdida de prestigio y de respeto hacia los profesores. Hemos pasado demasiado abruptamente de una sociedad con demasiada autoridad, a la pérdida casi absoluta de la misma.

Escrito por Javier Martinez

Un hombre joven muere y va al cielo donde encuentra una cola con 2 personas esperando para entrar. San Pedro les dice a los 3 que debido a que se han detectado tantos traficantes de drogas y otros criminales en el cielo, han decidido endurecer el proceso de admisión. Cada uno debe explicar la profesión que tenía antes de morir y sus ingresos anuales. El primero de la fila dice "Yo ganaba 1 millón de dólares al año y era actor" y San Pedro le abre la puerta. El segundo a su vez confiesa "Yo ganaba 250.000 dólares al año como abogado". San Pedro duda por unos instantes pero también le deja entrar. A continuación se gira hacia el tercero y le dice "Y tú, ¿Qué hacías con tu vida?" El tercer hombre responde "Yo ganaba 12.000 dólares al año …" y San Pedro le interrumpe "Ah, no me cuentes más ¿De qué eras profesor?"

Parece que existe consenso cuando se dice que para los profesores, cualquier tiempo pasado fue mejor:

1. La educación está unánimemente mal evaluada en la mayor parte de los países. Por mucho que se declare públicamente su importancia, hoy es más un negocio lucrativo que una prioridad de desarrollo porque de otra manera no es posible explicarse la situación. 2. Los profesores están atrapados entre la espada y la pared.

* a- Los Padres, que ponen a sus hijos en sus manos (pasan más horas con ellos que en su casa), miran con recelo su trabajo y sobre todo los resultados del mismo. En realidad consideran al profesor como una niñera. Lo primero que pregunta un padre a un profesor es "cómo se portó mi hijo". Lo primero que pregunta un padre a su hijo es "qué nota sacaste" y lo segundo es "cómo lo pasaste en el colegio". Nadie pregunta ¿Qué aprendiste?

* b- El Ministerio les controla y les responsabiliza de muchos de los problemas de la educación. Lo injusto es que un profesor está totalmente limitado por el currículum dentro del que enseña y por las metas que se le fijan.

* c- Los Clientes (alumnos) están por obligación y no por su propia voluntad (incluso el servicio militar es voluntario). Si preguntas a los alumnos en su primer día de clase por qué están allí, ninguno te dice que viene a aprender. Si les permites decidir si quieren ir al colegio, es fácil adivinar su respuesta. Si les preguntas por qué van a la Universidad, titubean y no saben bien como explicarlo, simplemente van … Sin motivación es imposible aprender. Además, para los alumnos, el profesor es un obstáculo en su camino a conseguir sus objetivos que son pasar de curso y obtener el título. Es una autoridad, una amenaza que tiene su destino en sus manos, tiene el poder de decidir sobre su futuro y por tanto es más temido que amado.

3. Todo parecido con lo que había imaginado un profesor acerca de su profesión, es pura coincidencia. Sin entrar a analizar los conflictos que suceden diariamente en las aulas, aquellos profesores con verdadera vocación se encuentran con una realidad de sueldos escasamente competitivos, alumnos poco interesados, rutinas frustrantes a la hora de impartir la enseñanza en el aula (los mismos contenidos año tras año) y múltiples tareas administrativas. Con 30 alumnos por profesor, la labor a realizar es quijotesca más aun sabiendo, como sabemos, que la mejor educación es el 1 a 1.

4. Ante la Tecnología, los profesores reaccionan con un miedo atávico imaginando que van a ser sustituidos por máquinas que harán su trabajo mucho más eficientemente, por sueldos ridículos, sin protestar y sin necesidad de vacaciones. Por supuesto, nada de eso va a suceder pero ellos no terminan de creerlo.

En definitiva, se ha producido una evidente pérdida de prestigio y de respeto hacia los profesores. Hemos pasado demasiado abruptamente de una sociedad con demasiada autoridad a la perdida casi absoluta de la misma. Una de las cosas más gratificantes para cualquier persona es que reconozcan la labor que realizas. En un restaurant, un cliente te felicita cuando le gusta la comida. A un arquitecto o a un médico, sus clientes o sus pares le reconocen con entusiasmo su trabajo. Sin embargo para los profesores esa satisfacción se produce muy aisladamente. Basta mirar la cara de la gente para hacerse una idea de cuan contentos están con lo que hacen. Hace tiempo que los profesores no tienen buena cara.

¿Qué ha sucedido? ¿El rol del profesor es menos importante que antes?

Desde luego que no. Dudo que exista responsabilidad mayor que preparar a los jóvenes para la vida que les espera. Es factible aprender por uno mismo, de hecho tú eres tu mejor profesor, pero claramente aprendemos mejor apoyados por alguien que sabe más que nosotros, que nos guía y nos ayuda cuando no somos capaces de resolver los problemas por nosotros mismos. ¿Hay esperanza? Por supuesto, en la sociedad del conocimiento, todo lo relacionado con el aprendizaje cobra una importancia vital, por tanto el futuro de los profesores es muy prometedor y solo puede mejorar pero para ello es imprescindible redefinir su rol y sobre todos ayudarles (educarles) para que sepan cómo desempeñarlo. Hace algunos años escribí un artículo sobre el rol del profesor en el mundo virtual que tiene bastantes aspectos en común con esta columna .

A continuación planteo algunas ideas:

1. Redefinir el rol: Evidentemente, el rol del profesor como lo hemos conocido, por suerte ya no va a regresar y se va a ir definiendo un rol diferente, mucho más divertido, enriquecedor y de mayor impacto. Los profesores ya no son los depositarios del conocimiento sino que van a tener que especializarse en aquello en que sean mejores que los computadores. Una de las responsabilidades de los profesores va a consistir en gestionar personas y gestionar relaciones entre personas, es decir ayudarles a desarrollar todas aquellas competencias de habilidades sociales y de relación interpersonal que sabemos son esenciales, que permanecen invariables generación tras generación, que jamás la educación ha tenido en cuenta (ya que no se pueden enseñar directamente y por tanto son difíciles de evaluar) y que un computador no puede abordar: Comunicarse y comunicar a otros, razonar, relacionarse con los demás, trabajar colaborativamente, negociar, liderar, convivir con el fracaso, innovar, expresarse adecuadamente, etc.

Podemos poner a los computadores a buscar, almacenar, memorizar y entregar información en múltiples formatos mientras las personas podemos dedicar nuestro tiempo, esfuerzo y sobre todo cerebro a pensar, a soñar y a imaginar. Hay que dejar que los computadores hagan el trabajo sucio.

En la sociedad del conocimiento, el aprendizaje es la habilidad más importante. Por esa razón, otro aspecto clave consiste en erigirse en un entusiasmador, transmitir la pasión por aprender, motivar, proponer desafíos, indicar caminos, plantear preguntas y en general hablar menos (ojala solo a petición del alumno) y escuchar más porque para entregar contenidos los computadores tienen una capacidad inigualable. En este rol, una competencia esencial consiste en dar el feedback y el apoyo adecuado a cada alumno en el momento que lo necesite y en evaluar (no a través de exámenes) cuándo un alumno está preparado para avanzar hacia tareas más complejas. En definitiva, un cambio radical que ya iniciaron, por ejemplo, algunos profesores de Postgrados que utilizan metodologías como los casos donde plantean escenarios a los alumnos y les piden que trabajen en resolverlos. El drama de nuevo es que nadie les ha preparado para enfrentar esta realidad que sin duda aporta mucho mayor valor a los alumnos, al sistema y sobre todo a ellos mismos.

2. Tecnología: Al igual que es imposible trabajar sin apoyarse en tecnología, va a ser imposible aprender sin usar tecnología y esto abre un campo insospechado porque los computadores están mejor preparados que las aulas para practicar y aprender haciendo. Esto ya está produciendo algunos cambios drásticos como por ejemplo que los profesores no son aquellos que están en la zona geográfica más próxima al lugar donde viven sus alumnos sino que un alumno puede aprender de los mejores profesores del mundo y tener compañeros universales gracias a la tecnología. Y la tecnología introduce un concepto nuevo que debe revolucionar la formación y que abordaremos en otra columna: El Aprendizaje Just In Time.

3. Personas con experiencia: Los profesores debiesen ser mayoritariamente personas con experiencia, desde desempleados con dificultades para reinsertarse en la vida laboral hasta jubilados que en un determinado momento de su vida están dispuestos a retribuir a la sociedad todo lo que esta les ha entregado. Hay una frase que se escucha frecuentemente: "Profesores tuve muchos pero maestros muy pocos". Debiésemos reconsiderar el ancestral sistema de educación tribal, que tiene miles de años de antigüedad y donde los ancianos tenían la responsabilidad de educar a los jóvenes mediante la observación, el ejemplo, las historias y sobre todo, pasando mucho tiempo con ellos. Si somos honestos, debemos reconocer que un joven profesor de 30 años todavía tiene pocas experiencias de vida valiosas que transmitir y no le queda más remedio que entregar contenidos.

4. Toda la sociedad involucrada: Si la Educación es lo MÁS importante entonces toda la Sociedad tiene que estar involucrada, no solo los profesores. Abogados, médicos, futbolistas, bailarinas, jardineros, policías … todos debiesen tener un papel que cumplir, una experiencia que contar, un enfoque que aportar. No hace falta ser pedagogo para educar. Si los responsables de la educación son profesores, lo normal es que formen profesores. Seria muy difícil que un profesor formase a un profesional como difícil sería que un medico formase a un abogado. Una parte de la jornada laboral de cada persona debiese estar dedicada a contribuir con la educación.

5. Incentivos: Si la Educación es lo MÁS importante, estamos obligados a dar a los profesores un estatus acorde con la responsabilidad que tienen entre manos. Hoy, los incentivos y los estímulos para los jóvenes están puestos en cualquier otra dirección. Hablando en términos futbolísticos, no podemos descuidar la cantera porque es la base donde comienza todo. 6. Innovar: Hace 1 semana leía una entrevista con Alvin Toffler, uno de los más importantes pensadores todavía vivos que decía lo siguiente: "Tenemos un problema cuando los negocios avanzan a 100Km/hr y el sistema educacional a 10Km/hr. Aún en mi país, no se está preparando a la gente para la economía en que tendrán que vivir"

Si hablamos de innovación, entonces no puede haber límite en las preguntas que nos hagamos: ¿Qué entendemos por educación? ¿Para qué educamos a los jóvenes? ¿Debe existir la escuela? ¿Tiene sentido que la educación ocurra durante 20 años entre las 4 paredes de un aula llena de mesas y sillas dentro de un edificio cuando el mundo es variado, complejo, global y diverso? ¿Debe todo el mundo aprender lo mismo? ¿Por qué el colegio dura 12 años y no 8 ó 20? ¿Por qué la universidad dura 5 años? La educación tiene principio y fin pero el aprendizaje dura toda la vida …

El afamado discurso de Steve Jobs es un buen ejemplo de ello

No te pierdas el video que acompaña el artículo:
http://www.elobservatodo.cl/admin/render/noticia/8972

Roger Schank por su parte ya ha puesto en marcha una interesante iniciativa al respecto que se puede ver en el link .

7. Perfil de alumnos: No podemos obviar que el perfil de los alumnos ha cambiado radicalmente (por primera vez en la historia, hay áreas en que los alumnos saben más que los docentes). Simplificándolo mucho, hay 2 aspectos en los que son muy diferentes a todos los alumnos de generaciones anteriores:

* a- Quieren participar y no solo escuchar pasivamente lo que otra persona les dice. Mientras vivimos en la era de You Tube, en el aula hay poco dialogo y demasiado monólogo. * b- Quieren recibir servicios a la carta y personalizados según sus intereses y necesidades propios de cada uno.

Esto ocurre porque viven en un mundo donde crecientemente participan por múltiples vías y donde exigen y compran productos y servicios diseñados a su medida. Estas generaciones van a cambiar la gestión de las empresas y la forma de liderar y trabajar (mucho más mediante seducción y motivación que por obediencia). Hay que preguntarles a ellos cómo sería su educación ideal, hay que contar con ellos para diseñarla y hay averiguar cuáles son sus objetivos en lugar de hacer tanto énfasis en que adhieran a los nuestros porque no lo van a hacer.

No albergo duda alguna acerca de que quienes leen esta columna aman la educación, saben que es primordial y aunque no trabajen en ese ámbito, tienen un juicio fundado con conocimiento de causa después de haber pasado al menos 12 años de su vida en un aula.

Los profesores son indudablemente parte del problema … y de la solución. También ellos necesitan aprender y me temo que han perdido la habilidad de aprender de tan centrados que están en enseñar y crear ambientes de aprendizaje para sus alumnos. Necesitamos que reflexionen sobre sus propios procesos y lleguen a la conclusión de que no podemos seguir educando a los jóvenes del S.XXI con profesores del S.XX, usando metodologías del S.XIX y con un curriculum del S.XVIII. Parece que nadie se ha parado a pensar cuánto le cuesta un país la MALA educación. ¿Os imagináis qué pasaría en nuestra sociedad si de repente nadie quisiera ser profesor?

El ocio, dice un amigo, es un momento de creación. Razón tiene: hacer jugar a los empleados con propósitos estratégicos y en un entorno laboral que garantice la belleza es una metodología que reporta muchos beneficios.

Tuve la suerte de estar en Puerto Varas. Una ciudad hermosa, relajada, acogedora, en un entorno natural sobrecogedor. Una vez un amigo catalán me dijo: "Paisajes como éste motivan hasta al hombre más yermo". Sercotec organizó ahí un seminario sobre competitividad digital para micro y pequeños empresarios. Me sorprendió gratamente la convocatoria. Cerca de 200 empresarios(as) llegaron para escuchar a una docena de expositores, entre quienes me encontraba. El propósito era promover la utilización de las nuevas tecnologías en la innovación de la gestión empresarial. Mi presentación era sobre ¿cómo innovar? Dado que eso se está levantando como valor incuestionable para el desarrollo de los países, aquí están las 10 ideas sobre cómo hacerlo, tal como lo expuse en el seminario.

Primero: la innovación es explotar ideas que tienen éxito en el mercado, aquellas a la que los clientes atribuyen valor. Esto viene definido no sólo por las características funcionales del producto o servicio, sino por la percepción subjetiva que el cliente tiene. Ellos cada vez se interesan más por los intangibles de los nuevos productos o servicios.

Segundo: no es una actividad discreta, sino un proceso continuo y sistemático. No se puede innovar un día y luego dejarlo de lado. Ha de ser una actividad constante, además de sistemática. Debe obedecer a una estrategia o a una carta de navegación flexible, que se adapte a los constantes cambios del entorno. La innovación requiere mucho trabajo, no sólo inspiración.

Tercero: no es tecnología. Forma parte de ella, pero no es la clave. La innovación es una actividad que desarrollan las personas en la empresa. Ellas dominan el negocio -o partes de él- y las que tienen la llave para mejorarlo o reinventarlo.

Cuarto: se genera en la empresa, no en el exterior. A menudo los departamentos de I+D traen ideas de fuera. Las más innovadoras hacen que las personas de dentro sean las creadoras de ideas. El benchmarking es sólo un ejercicio referencial, no para imitar lo realizado o sustituir la capacidad creadora de la propia empresa.

Quinto: la innovación requiere creatividad. Las empresas deben confiar en la capacidad creativa de sus empleados. Pero no basta con eso. Además, se deben crear las condiciones que produzcan la creatividad. Muchas empresas innovadoras generan espacios para compartir ideas, brainstorming, comunidades de prácticas, etc. El ocio, dice un amigo, es un momento de creación. Razón tiene: hacer jugar a los empleados con propósitos estratégicos y en un entorno laboral que garantice la belleza es una metodología que reporta muchos beneficios.

Sexto: no son sólo ideas. Se debe identificar el valor que aportan al cliente. Para innovar se debe conocer qué piensan y cuáles son sus necesidades. La empresa debe motivar la discusión sobre qué es el valor. Esto enriquece la relación con los clientes. Otra forma de conocer el valor que perciben ellos es mediante observatorios que analicen sus necesidades y escudriñen el mercado: en qué está la innovación, los competidores, los aliados, etc.

Séptimo: fomentar la curiosidad y la intuición. No sólo somos seres racionales. Tenemos una arraigada dimensión emocional e intuitiva. La empresa puede beneficiarse si consigue "explotarla" en sus empleados y alinearla con una estrategia del negocio.

Octavo: la organización se debe disponer para acoger la innovación y la creatividad. Para ello la empresa debe crear espacios de colaboración. Las comunidades de prácticas y los blogs son espacios de colaboración y de intercambios. La innovación es exitosa mientras más ideas se expongan. La diversidad de ideas es el caldo de cultivo para la innovación. Estos espacios deben ser de hibridación, de pluralismo; es decir, de personas con miradas diversas de las cosas.

Noveno: la empresa debe conectarse con fluidez a su ecosistema. La innovación requiere que ella esté vinculada a los clientes, proveedores, aliados y competidores. Saber escucharles es una práctica necesaria en el mundo de hoy.

Décimo: la innovación exige una fuerte dosis de liderazgo. Pero no de un ejercicio del liderazgo cualquiera, sino de aquel facilitador de un proceso adaptativo. Ponerse frente a un proceso innovador significa, por otro lado, desafiar el paradigma vigente, los supuestos sobre los que se funda el estado de cosas. Pericles lo decía: "El secreto de la libertad es la valentía". Liderar para innovar requiere de mucho arrojo para resistir los vientos conservadores.

http://www.elobservatodo.cl/admin/render/noticia/8972

La punta del iceberg de la educación


¿Quien quiere ser profesor?

Mientras no se produzca un profundo cambio en las asignaturas, los profesores seguirán enfrentando aulas repletas de niños desmotivados que esperan por ansiedad a que termine la clase para salir a jugar.

Escrito por Javier Martínez

La última semana de septiembre tuve la suerte de asistir a la magnífica conferencia "El lenguaje de la Innovación" impartida por José Luís Larrea, Presidente de Ibermática, una de las principales empresas españolas de Tecnología y Conocimiento, como le gusta denominarse. Que el principal ejecutivo de una empresa de TICs (que años atrás fue Consejero de Economía y Hacienda del Gobierno Vasco), hable apasionadamente durante 1:30 horas de Innovación y de Conocimiento sin dedicar un solo minuto a la tecnología, el mercado o los beneficios, demuestra que todavía hay esperanza y no todo está perdido. Hay 3 cosas que señaló José Luís muy apropiadas para esta columna:

La primera es que para innovar, hay que ver la vida "con los ojos de un niño". La segunda es que uno de sus objetivos es que todos los gerentes de su empresa hagan clase en la universidad ya que la mejor manera de aprender es cuando tienes que enseñar a otros. La tercera es que el juego es una magnífica forma de aprender porque en un corto espacio de tiempo permite condensar muchas de las experiencias (muchas de ellas irracionales) que ocurren en la dinámica habitual de una empresa y extraer valiosísimas conclusiones. De hecho narró con entusiasmo la gran cantidad de enseñanzas que se pueden extraer observando a un equipo de baloncesto. Precisamente, durante muchos años, yo jugué a baloncesto de forma más o menos seria y siempre he reconocido todas las competencias que aprendí sobre la cancha que ni el colegio ni la universidad fueron capaces de enseñarme: Trabajo en equipo, liderazgo (sobre todo si eres entrenador), comunicación, resolución de problemas y conflictos, toma de decisiones, estrategia, perseverancia, motivación, compromiso, manejo de la frustración… ¿Cómo aborda el colegio o la universidad estas competencias? ¿Podría un profesor enseñármelas?

Todo esto me lleva a reflexionar sobre qué ocurre para que los adultos deseen volver a mirar la vida como los niños o para que quieran jugar en lugar de tomarse la vida tan en serio. ¿Qué pasa con la Educación? ¿Qué podemos aprender de los niños? ¿Qué sucede en el colegio para que el niño pierda cosas tan valiosas? Y en concreto ¿Qué influencia tienen los profesores en este proceso? La vida no es sueño, como decía Calderón de la Barca, la vida es juego.

Desde que nacemos hasta que entramos al colegio, el juego se convierte en nuestra principal y casi única estrategia de aprendizaje, en la manera a través de la que vamos aprendiendo habilidades y competencias de alta complejidad como andar, hablar o leer. Sin embargo llega el colegio, el mundo cambia, el juego solo aparece fugazmente durante los recreos y los niños miran el reloj impacientes, sin poder aguantar las ganas de que termine la clase para salir a jugar con sus amigos. Y ya como adultos, el juego sigue formando parte importantísima de muchas de las cosas que nos apasionan, entre ellas el deporte.

Esta misma semana, un par de anécdotas me llamaron mucho la atención.
Una compañera de trabajo me confesaba esta frase que su hijo, matriculado en un prestigioso colegio privado, le espetó días atrás: "No quiero ir al colegio, no aprendo nada, aprendo más viendo en la televisión el Discovery Channel". Excepto en el colegio, ya no existe ningún ámbito donde los clientes vayan obligados a recibir un servicio que no han solicitado, no quieren y sobre el que apenas pueden opinar.
Charlando sobre qué aprendimos en el colegio, un alto directivo me comentaba que durante su etapa escolar, debió cambiar de colegio 5 veces y lo más valioso que rescata de esa época fue que tuvo que aprender constantemente a adaptarse a nuevos entornos, hacer relaciones, socializar y salir adelante cada 2 años.
La mayoría de las personas que conozco que estudiaron para ser profesor, se dedican actualmente a actividades que no tienen nada que ver con hacer clase frente a un grupo de niños. Las razones son múltiples: La vocación de enseñar se va frustrando al enfrentar cada año los mismos rituales: niños desmotivados, asignaturas monótonas y desactualizadas, padres poco comprometidos, administración hostil, escaso reconocimiento social … Por si fuera poco, el sueldo de un profesor roza en muchas ocasiones lo miserable y ya sabemos que no sólo de pan vive el hombre.

He conversado con algunos profesores para conocer de primera fuente cómo ven ellos mismos su profesión, si se sienten valorados y disfrutan haciendo su trabajo. He preguntado a algunos jóvenes cuál es la profesión que pretenden ejercer en el futuro y los resultados son lapidarios; ninguno manifiesta el más mínimo interés por ser profesor.

El Pasado Tiempo atrás, era común escuchar que las personas más importantes de un pueblo eran: El Alcalde (poder político), el Cura (poder divino), el Policía (poder militar), el Médico (poder del conocimiento "mágico") y el Profesor (poder del conocimiento intelectual. El profesor era una figura respetada ya que poseía algo que casi nadie tenía al acumular un saber enciclopédico: conocimiento. Un profesor era una persona de prestigio y evidentemente, dentro del aula decidía sobre el destino de los alumnos lo que le otorgaba un poder absoluto.

Nadie discutía que existía un cuerpo de conocimientos (currículum) que había que aprender, la función del profesor era enseñarlos y la del alumno era estudiarlos y la forma de verificar si eso estaba ocurriendo eran los exámenes. Todos los niños estudiaban exactamente las mismas asignaturas, al mismo ritmo y la escuela tenía sospechosas similitudes con una fábrica (en este caso de producción de seres humanos, todos iguales) La autoridad era posiblemente la principal característica de esa época. Si en una fábrica, los jefes pensaban y ordenaban qué hacer y los obreros ejecutaban el trabajo, el aula reproducía esa realidad a su imagen y semejanza con el profesor mandando y los alumnos obedeciendo.

Existía un círculo vicioso formado por clases con un mínimo de 30 alumnos que giraban alrededor de un profesor que impartía "clases magistrales" que no eran otra cosa que monólogos donde los niños sólo hablaban cuando se les preguntaba (y trataban de usted al profesor) La educación era una competición donde unos ganaban y otros perdían lo que es un veneno mortal porque obliga a que todo se organice alrededor de las notas. Desde luego, no se premiaba el pensamiento original, la innovación ni se motivaba a conocer más y menos aún a aprender de sí mismo.

Que la educación tenía graves problemas fue algo denunciado con vehemencia por personajes poco sospechosos de hablar a la ligera como Platón, Kant, Montaigne, Locke, Dewey, Descartes o Einstein pero quizás esta sea la frase más contundente "Estoy seguro que la razón por la que surgen tantos idiotas de nuestras escuelas es porque no tienen ningún tipo de contacto con nada útil para la vida diaria" atribuida a Petronio en el año ... ¡¡ 66 antes de Cristo !!.

Imaginad que por un momento nos transportásemos en un viaje hacia el pasado y aterrizásemos en la Edad Media. ¿En qué podríamos trabajar? ¿De qué nos servirían los múltiples conocimientos que tenemos hoy? ¿Y si una persona de la Edad Media llegase a nuestro mundo del 2007, qué podría hacer? Para hacer cualquier cosa, necesitamos saber y para saber hay que aprender pero sobre todo, cosas útiles.

Un periódico de negocios publicaba una estadística que indicaba que un Directivo que se cambia de empresa tarda alrededor de 1 año en aportar valor a su nueva empresa. Los que contratamos jóvenes recién salidos de la universidad, sabemos que tendremos que esperar unos 2 años hasta que empiezan a ser productivos ya que desconocen las tareas más elementales del mundo laboral: apenas saben gestionar a un cliente, preparar propuestas comerciales, innovar la oferta de servicios o productos de su empresa, negociar con un proveedor, gestionar un proyecto, liderar un equipo de trabajo, dirigir una reunión, etc. Sabiendo que lo que les espera al terminar la dilatada vida estudiantil es simbólicamente "jugar al fútbol", cuando llegan el primer día a trabajar confiesan que nunca antes habían visto ni jugado con una pelota. La culpa no es suya, el problema es que sus profesores solo les puede enseñar a ser… profesores pero difícilmente a adquirir las habilidades que requieren las empresas por 3 razones:

El currículum no contempla aprender este tipo de "competencias"

Aunque el currículum las incluyese, la mayoría de profesores no las dominan

Aquellos pocos que las dominan, no saben cómo enseñar a otros para que las aprendan

Parece mentira que nadie asuma la responsabilidad de modificar drásticamente el currículum escolar y universitario que representa un mundo que ya dejó de existir. Nadie se atreve a denunciar que el 90% de las Matemáticas o la Historia que se enseña no sirven de nada al 90% de las personas (que además hoy no las pueden recordar) mientras que nadie puede prosperar en la vida sin saber cómo Colaborar y Trabajar con otros o sin saber Vender.

Hoy, entrar en un aula no significa dar un paso hacia el futuro más bien hacia el pasado. Mientras un profesor decida tu futuro, no se verá a sí mismo como proveedor de un servicio. Sin embargo, soy optimista, vienen tiempos mucho mejores, sobre todo para los profesores y para sus alumnos.

http://www.elobservatodo.cl/admin/render/noticia/8745

jueves, 8 de noviembre de 2007

La Formación Profesional, una opción de futuro.

He asistido a la presentación del estudio “El sistema de Formación profesional en Cataluña. Retos i estrategias ante la globalización”, promovido por la Cámara de Comercio de Barcelona y por el Centro de Economía Industrial, realizado por Esteve Oroval y Joseph-Oriol Escardíbul. No voy a resumir el acto pero si diré que he salido complacido al ver que el diagnostico es certero, existen propuestas de mejora y el tema preocupa y ocupa. Esto es así debido a que las empresas necesitan más técnicos medios y superiores que licenciados, y en nuestro país lo que vende es la universidad aunque solo se licencien alrededor de un 30 % de los que inician carrera. ¿Qué sucede con toda esa masa de estudiantes que no finalizan estudios?

Los datos sobre estudios relativos a Cataluña no difieren demasiado de los del resto del estado español: Elevado fracaso escolar y significativos porcentajes de abandono de estudios al finalizar la ESO. A tener en cuenta que parte de los graduados no han alcanzado las competencias básicas y presentan graves deficiencias en letras y matemáticas (informe PISA) Si además añadimos la mala prensa que la Ley General de Educación de 1970 dio a la formación profesional, al establecer que los “buenos” estudiantes debían hacer carrera académica y los “malos” formación profesional, no nos ha de extrañar que aunque la realidad haya cambiado muy mucho, alrededor de un 61 % de los alumnos de secundaria postobligatoria se matricula en bachillerato y cerca del 39 % lo hace en formación profesional. En Alemania, por ejemplo, estos datos están invertidos y la FP tiene el respeto y el prestigio de la sociedad; con decir que al obtener la titulación se celebra una fiesta popular a la que acuden autoridades municipales, podemos entender el valor que se da a la FP.

A pesar de la incuestionable mejora de la calidad de la enseñanza en la FP, los elevados índices de incorporación al mercado laboral y las excelentes perspectivas de promoción social, la brecha entre necesidades sociales y formación profesional de nuestros jóvenes sigue abierta.
El principal problema de la formación profesional hay que buscarlo en la sociedad de la cual el sistema educativo es un fiel reflejo. En nuestro país el interés y aunque resulte paradójico, la preocupación de las familias por la educación de sus hijos desciende a medida que disminuye el nivel de ingresos. El tópico de que hasta los licenciados engrosan las filas del paro, no encuentran trabajos acordes con sus estudios o son mileuristas, solo sirven para minar la escasa motivación de miles de estudiantes que ven al sistema educativo como una carrera de obstáculos, desprovisto de su función formativa y profesionalizadora. De igual modo, pensar que si uno no tiene una carrera universitaria es un fracasado en los estudios, supone cerrar la puerta a las múltiples posibilidades que la formación profesional ofrece.

Para que aumente el número de alumnos en la FP debe mejorar y mucho el sistema de información y orientación profesional. Todos los sectores implicados (instituciones, empresas, profesores y familias) deben hacer un esfuerzo para dignificar la FP y crear expectativas de éxito para la incorporación de más jóvenes a la Formación Profesional y poder hacer frente a la creciente demanda del mercado laboral. En este sentido, los tutores de 3º y 4º de ESO tienen una gran responsabilidad a la hora de orientar a sus pupilos. Cada año vemos fracasar en el bachillerato a alumnos que en la FP tienen una salida diversificada de acuerdo con sus capacidades e intereses y que en muchos casos abandonan el sistema educativo frustrados y desmotivados por una errónea elección de estudios.

Las empresas deben implicarse más en la formación en el centro de trabajo (FCT) que está obteniendo resultados enormemente positivos al permitir la incorporación de nuestros estudiantes al mundo laboral y la adquisición de la consiguiente experiencia profesional. Deben remunerar la formación y fomentarla si quieren aumentar la productividad y equilibrar oferta y demanda de profesionales. En este momento la demanda de titulados en formación profesional por parte de las empresas no queda, en muchos sectores, cubierta por una oferta deficitaria.
Los tutores de aprendizaje han de actuar como correa transmisora, entre empresa y escuela, para adecuar la formación en nuestros centros a la demanda del sistema productivo y poder contribuir con el resto de los implicados en la mejora de la calidad de la FP.

El Departament d’Ensenyament y el sector empresarial deberían orquestar medios ágiles y sencillos para que el profesorado pudiera mejorar su formación con estancias en las empresas, sin descuidar otros medios.

No pretendo agotar el tema, para eso se ha realizado el estudio que espero se traduzca en actos, pero hay un problema básico pre-profesional, la ESO, que tiene hondas raíces sociales y desaprovecha una formación profesional que el sistema educativo ofrece, las empresas demandan y la sociedad necesita. De nada sirve deprimirse esperando un cambio de mentalidad que premie el esfuerzo y la inversión en capital humano frente a la recompensa inmediata del dinero fácil. Dignifiquemos la FP ofreciendo una enseñanza de calidad y mejoremos el sistema de información y orientación profesional empezando por los tutores de la ESO y las instituciones educativas. Que cada palo aguante su vela y el viento favorable del crecimiento económico continué asegurando puestos de trabajo a nuestros titulados y mejore sus expectativas de futuro.

En favor de los profesionales que nos dedicamos a la Formación Profesional he de decir, que dedicamos muchos esfuerzos a actualizar nuestros conocimientos para adaptarnos al cambiante mundo empresarial y que introducimos en las aulas los recursos necesarios para que nuestros alumnos sepan adaptarse a las condiciones del mercado de trabajo, con autonomía, capacidad de decisión y la actitud necesaria para no dejar de aprender. Prueba de ello es la evolución que han seguido nuestras aulas, junto a las mesas tradicionales conviven los ordenadores con los programas profesionales más utilizados, junto a la pizarra clásica se utiliza la pantalla y el retroprojector conectado al ordenador (pizarra digital), para guardar la información utilizamos los lápices de memoria… y lo mejor de todo ello es que los titulados acreditan una gran cualificación que les proporciona trabajo aún antes de finalizar sus estudios.

Los retos son grandes pero el presente y el futuro de la Formación Profesional son prometedores y nos llenan de fundadas esperanzas.

Badalona, 5 de noviembre de 2007
Marín Hontoria
Coordinador de ciclos formativos
IES BADALONA VII

martes, 6 de noviembre de 2007

La cuadratura del circulo


Gestión del Conocimiento

TENER O NO TENER (esa es la cuestión)
Javier Martínez Aldanondo
Gerente de Gestión del Conocimiento de Catenaria
jmartinez@catenaria.cl

Tanto tienes tanto vales
no se puede remediar,
y si eres de los que no tienes,
a galeras a remar
(El Ultimo de la Fila)

Imaginen un equipo de fútbol cuyo mejor jugador es traspasado por 20 millones de dólares. Tener ese dinero en el banco no le sirve de nada a dicho equipo, ya que si no lo convierte rápidamente en conocimiento (otro jugador), tendrá graves problemas que afectarán de forma directa a sus resultados de negocio. Imaginen ahora que son millonarios y despiertan en la noche con un dolor en el pecho que les asusta. Todo el dinero que tienen es inútil si no acuden rápidamente a alguien que tiene el conocimiento necesario para socorrerles. Imaginen a un broker de bolsa, un policía especializado en desactivar explosivos o un ingeniero de Formula 1¿Qué tienen ellos que yo no tenga? Conocimiento, obviamente. Pero ¿Qué tengo yo que no tienen ellos? Conocimiento también. Todos nacimos sin saber nada y tuvimos que aprender lo que hoy somos capaces de hacer. Muchas personas se sorprenden cuando reciben la factura de un trabajo realizado por un electricista o un carpintero sin darse cuenta que hoy, estos profesionales atesoran un conocimiento importante a la vez que escaso, razón por la cuál se va haciendo muy caro. Algunos cálculos indican que si Steve Jobs abandonase Apple, la empresa perdería inmediatamente entre un 20% y un 30% de su valor. Tanto tienes (conocimiento), tanto vales.

Los problemas más importantes de un país y de sus empresas tienen su origen en la falta de CONOCIMIENTO. No se trata de que dichos problemas (Educación, Salud, Transporte, servicio al cliente o baja productividad) no se puedan resolver sino que las personas responsables no cuentan con el conocimiento necesario para solucionarlos. Hace 300 años, para desplazarse por tierra, el caballo era el medio de transporte más rápido. El automóvil no era una opción, simplemente porque no existía todavía el conocimiento adecuado para inventarlo. Y cuando el coche fue una realidad, aun no había conocimiento para inventar el avión y así sucesivamente. ¿Y mañana? No queda más remedio que innovar porque es obvio que nos falta conocimiento.El conocimiento es ya la moneda de cambio y tiene características muy particulares puesto que caduca y se deprecia mucho más rápidamente que el dinero. En el articulo anterior Conocimiento de alquiler http://tokland.com/elearning/?p=114 escribí que el conocimiento no es un activo de las empresas ya que lo tienen las personas y dado que las empresas no son dueñas de las personas, tienen que invertir en ellas si no quieren que se devalúen. Si tienes conocimiento, tienes dinero (es fácil convertirlo). Sin embargo, si tienes dinero, no necesariamente tienes conocimiento, debes comprarlo lo que no resulta fácil ya que no es un producto que se venda en los supermercados, y menos en esta era de escasez de talento.

El verdadero conocimiento es INCONSCIENTE. Hablando de coches, veamos las fases del proceso para aprender a conducir. 1. NO SE QUE NO SE: Cuando tenemos 4 años, ni siquiera somos conscientes de ello ya que nos subimos al coche y alguien nos traslada de un sitio a otro. 2. SE QUE NO SE: A los 17 años, somos plenamente conscientes de nuestra falta de conocimiento ya que queremos dejar de depender de nuestros padres para poder movernos con libertad. En ese momento la motivación nos conduce a estar preparados para aprender. 3. SE QUE SE: Cuando recién obtenemos el permiso de conducir, se supone que sabemos pero necesitamos pensar en cada acción que realizamos porque todavía somos muy poco hábiles y carentes de destreza. 4. NO SE QUE SE: 10 años después y varios miles de horas y kilómetros más tarde, ni siquiera pensamos en lo que hacemos cuando vamos conduciendo sino que hablamos por teléfono, escuchamos la radio o vamos absortos en nuestros pensamientos. El conocimiento ha sido internalizado y está en nuestras manos, pies y cabeza. Hace poco planteé esta pregunta en un congreso de Innovación: Vamos pedaleando en nuestra bicicleta y de repente, nos desequilibramos ligeramente hacia la izquierda. ¿Hacia que lado giraríamos el manillar para evitar caernos? La mayor parte de la gente responde incorrectamente (hacia la derecha) mientras que subido en la bicicleta haría lo correcto (girar a la izquierda). ¿Cómo es posible que pensemos lo incorrecto y al mismo tiempo hagamos lo correcto?¿Cómo denominamos a quienes tienen Conocimiento? Los llamamos expertos y lo son porque saben lo que funciona sobre todo a partir de lo que NO funciona, saben qué hacer y sobre todo qué NO hacer. Para un mecánico experto a quien le llevemos el coche y le expliquemos lo que le pasa existen 3 ó 4 preguntas que hacerse y no 3.000 como nos sucede a nosotros. ¿Como se adquiere el Conocimiento? El factor crítico es APRENDER y aquí es donde aparecen la educación y la formación como herramientas estratégicas decisivas.

Cuando uno lee los periódicos o presta atención a los noticiarios de televisión, los países desarrollados son unánimes en afirmar que el progreso y el desarrollo del estado del bienestar dependen de la mejora de la productividad de las personas y para ello no hay otro camino que invertir en su formación. Los países en vías de desarrollo, preocupados por erradicar la pobreza, hace tiempo que llegaron a la conclusión de que un recurso humano debidamente formado, educado y capacitado constituye la principal riqueza de una sociedad y no bastan los recursos naturales ni las iniciativas empresariales. El consenso parece unánime: es imprescindible trabajar sobre el Capital Humano y para ello existen 2 elementos fundamentales: mejorar calidad de la educación y aumentar capacitación a la fuerza laboral. ¿Cómo es posible que siendo tan claro el diagnóstico y el problema, las soluciones sean tan pobres?

Las personas están muy concienciadas sobre la urgencia de formarse y actualizarse, saben que requieren conocimiento para vivir y trabajar y creen que lo van a encontrar en la enorme oferta educativa existente. Detengámonos a analizar por qué la educación y la formación siguen sin ofrecer los resultados que todo el mundo espera.En realidad, la educación y la formación tienen graves problemas porque …NO sabemos aprender. Lo primero que debiésemos reconocer es que tenemos un concepto equivocado de lo que significa aprender. Creemos que aprender es estudiar, si obtienes buenas notas significa que eres inteligente y asumimos que la vida está dividida en asignaturas. La educación reprime la innovación y el pensamiento original. Como ya abordamos en newsletters anteriores http://tokland.com/elearning/?p=19 el problema (de VERDAD) es simple de entender:

1. CÓMO ENSEÑAMOS: Si quiero aprender a hacer paella, escuchar a un profesor NO significa aprender. Aprendes cuando practicas lo que escuchas (mejor a un cocinero que a un profesor). ¿Cómo evalúo que alguien sabe? No por el hecho de que sepa la receta en un examen de respuesta múltiple sino ¡Demuéstramelo, haz una buena paella!. ¿Qué se puede aprender sentado en un pupitre? Nadie sale de un aula con nuevo conocimiento sino con información (la receta de la paella) que sólo se puede convertir en conocimiento si se aplica. Hoy la información es gratis y fácil de acceder en Google o Wikipedia. No hay duda que empleamos una metodología obsoleta e ineficaz. Por si fuera poco, si los responsables de la educación son profesores, lo normal es que formen … profesores. Este año me invitaron a hacer clase en un MBA y me pidieron mi título de Master. Mientras lo estaba buscando se me ocurrió hacerles la siguiente pregunta "¿Este requisito implica que el empresario más exitoso de USA, Bill Gates (no terminó la universidad) y el empresario más exitoso de España, Amancio Ortega, dueño de Zara (ni siquiera accedió a la universidad) no podrían ser profesores en este master?" Tanto énfasis en las notas como instrumento de evaluación son un claro síntoma de que no nos interesa educar sino adiestrar. Os imagináis llegar a casa y que vuestro hijo os pregunte, "Papá, ¿Qué notas sacaste el mes pasado en la oficina?"

2. QUÉ ENSEÑAMOS: El colegio y la universidad se esfuerzan en tratar de enseñar multitud de cosas que NO hacen falta y NO enseñan lo imprescindible. La pregunta principal para diseñar un currículum no es qué deben saber los alumnos sino qué deben saber HACER. Muchas materias se estudian por si algún día te hacen falta (" no puede hacerte daño" o "el saber no ocupa lugar"). ¿Cuantas veces te encuentras con Integrales a lo largo de tu vida? ¿Y cuantas veces debes enfrentar algún problema grave de salud (por ejemplo socorrer a alguien de un infarto) o atraviesas problemas financieros o legales? ¿Por qué las Integrales son de estudio obligatorio y los otros problemas no cuando las consecuencias de su falta de conocimiento son mucho más graves?.

Cuando en 2006 hice la encuesta sobre los 5 elementos http://tokland.com/elearning/?p=81 más importantes para vivir y trabajar en la sociedad del conocimiento, Innovar apareció unánimemente como un elemento vital. Basta con tener los ojos abiertos para darse cuenta que la Innovación está de moda (junto con el conocimiento). Innovar es impredecible y significa aprender a hacer las cosas de otra manera o hacer cosas que nunca antes se han hecho.¿Por qué una persona quiere innovar? ¿Se puede enseñar a innovar? ¿Se puede aprender? ¿Cómo?¿Donde te enseñan a innovar? ¿Leonardo da Vinci, Steve Jobs o Richard Branson hicieron masters para aprender a innovar? Parece que no se escoge ser innovador, al contrario que cuando nos obligan a escoger si queremos ser médicos, abogados o periodistas. Innovar no es una profesión sino más bien un rasgo, una cualidad. Para verificar si una persona es innovadora, hay que comprobar cómo se relaciona con el fracaso ya que antes de tener éxito, vas a sufrir innumerables decepciones y por tanto no debe tener miedo de nada. Como respuesta al No se puede o Siempre se ha hecho así, la principal pregunta que se hacen los innovadores es ¿Por qué no? Conocimiento e Innovación tienen un nexo común: Aprendizaje. Para Innovar necesitas crear nuevo Conocimiento, es decir, APRENDER. Innovar y Aprender comparten 2 pilares básicos: 1. Confusión/error/fracaso y 2. hacerse Preguntas. Para innovar hay que estar enfadado, hay que estar descontento, hay que creer que las cosas funcionan mal, ser terco y querer cambiarlas (por esa razón es difícil cambiar la educación ya que creemos que se está haciendo lo que se debe hacer). ¿Se han fijado cuantas veces se le dice NO a un niño a lo largo de un día, y en cuantas de ellas la única razón es la necesidad de control por parte del adulto? Parece obvio que para ser innovador, es mejor que te eduquen desde pequeño en lugar de tratar de socorrer a adultos que llevan años con la habilidad de innovar atrofiada.¿Cómo abordan la innovación tanto la escuela como la empresa?

Si alguien decidiese que la Innovación forme parte de todos los curriculums, el primer error que se cometería sería convertirlo en una asignatura. Y el segundo error sería que los profesores fuesen académicos en lugar de innovadores reconocidos. Los innovadores, aunque saben innovar, no son conscientes de cómo lo hacen y menos aun saben cómo enseñar a otros con lo que terminan por preparar un montón de powerpoints. ¿Se puede aprender Innovación en un curso o Liderazgo en un taller de 3 días? No hay milagros en 3 días, al igual que no se puede pretender que los niños nazcan en 1 mes o ir al gimnasio y esperar que tu cuerpo cambie en 1 semana. Lo primero que te hacen cuando vas a un gimnasio es una evaluación para recomendarte un plan personal para mejorar tus áreas débiles. ¿Recuerdan algún curso en el que les hayan hecho algo tan simple como eso? ¿Los profesores eran profesionales reconocidos? ¿Qué hacían durante el curso, simplemente escuchar y tomar notas? ¿Cuanto se parecía el curso al trabajo para el que se estaban preparando? Aprender cosas valiosas exige esfuerzo, exige tiempo, exige sacrificio. Como bien sabía Alejandro El Magno, el 1 a 1 es el mejor método de educación.

La clave de la innovación (y del aprendizaje) es que te vaya mal, que fracases y que seas obstinado y persistente hasta salirte con la tuya. Cuando tienes miedo a equivocarte, dejas de intentarlo y por tanto de innovar. Demasiadas empresas promueven entornos agresivos contra la innovación, castigan el error y aman la estabilidad. La innovación promueve la libertad y atenta contra la jerarquía (Directivos de una gran empresa me confesaban recientemente que "a los jefes no les gustan los subordinados innovadores"). En la empresa, el jefe manda, en el aula, el profesor manda. Los innovadores no surgen de los MBAs y las empresas reclutan gente que no ponga en duda las reglas y que al mismo tiempo buscan entornos seguros y estables donde conservar su empleo. A los accionistas les interesan los dividendos no las innovaciones y los Gerentes Generales (que no son expertos en innovación y duran 3 años por termino medio mientras la innovación es una apuesta a largo plazo) son contratados para que hagan las empresas más eficaces y rentables, no más innovadoras. Si los altos ejecutivos no promueven la innovación, ¿Qué se puede esperar que ocurra con el resto de los miembros de la empresa? En los exámenes del colegio, la idea es no equivocarse, no fallar lo que automáticamente aniquila la innovación. La educación quiere que te portes bien y que des la respuesta correcta (el rasgo distintivo de los innovadores es hacerse preguntas) y no que pienses creativamente porque ¿Cómo se evalúa eso? ¿Dónde enseñamos a ser curioso, a arriesgar?.

Los que Drucker bautizó como Trabajadores del conocimiento necesitan Organizaciones del Conocimiento. El problema es que nuestras organizaciones no fueron diseñadas para Gestionar el Conocimiento ni para INNOVAR (a Wall Street no le agrada el riesgo). Fueron diseñadas para producir, fabricar, vender o cobrar, no para cambiar. Recuerden que mientras la Gestión del Conocimiento te dice, no reinventes la rueda, la innovación te dice justo lo contrario. Estamos en plena transición para pasar de "Me voy a formar cuando el trabajo me lo permita, cuando tenga tiempo" a "No puedo trabajar sin formarme". A las personas les pedimos no solo Trabajar, sino al mismo tiempo Aprender, Enseñar a otros y, por si fuese poco, Innovar y todo ello sin apenas ayuda. Las empresas no son centros de formación pero debieran actuar como tales. No se trata solo de dedicar más horas a formación sino hacerlo mejor, no solo invertir más recursos sino sobre todo emplearlos mejor.

La responsabilidad de la educación es enorme. Siguiendo con el paralelismo con el fútbol, la educación es como la cantera cuya misión y única razón de ser es enseñarte (a jugar al fútbol) para lo que te espera cuando llegues a Primera División. ¿Qué podemos hacer? INNOVAR el sistema educativo y la capacitación a empresas es ineludible y una de las áreas en que hay que hacerlo urgentemente es en el nuevo rol del profesor, lo que abordaremos en próximas columnas.