viernes, 16 de febrero de 2007

Agresividad escolar. Antoni Ramis Caldentey

Agresividad escolar

Es cierto que vivimos situaciones de extrema agresividad, agresividad que tiene unas causas muy evidentes en los modelos que nos dan y que nos quisieron implantar por ley (LOCE, ley de Partidos,...) los violentos de los ocho años de la ignominia miserable humana y social, que apoyaron al Gobierno más agresivo y letal del mundo. Nos quisieron imponer (y nos provocan) la cultura de la diferencia y la confrontación agresiva entre diferentes. Si somos 99% iguales con los chimpancés, ¿cómo no íbamos a ser 99,99% iguales a las personas más diferentes?
En más de 35 años de educación directa (en ocasiones en ámbitos muy marginales, en otras en ámbitos carenciales) nunca he tenido ningún problema de indisciplina ni de falta de respeto ni de peleas entre alumnos. Y nunca he impuesto la disciplina a la fuerza (las ollas a presión, sin escape, explotan). La autoridad no se ostenta ni impone, la autoridad se gana merecidamente y se administra (sin libertad no hay responsabilidad). En una ocasión un inspector de estos, de los miserables, me ordenó algo totalmente inútil (si no, incluso, contraproducente) y yo le pregunté que qué objetivo tenía aquella actividad que yo debía hacer, que qué bien íbamos a conseguir con aquella acción; ante su cara de estupor y silencio le insistí "¿para qué tendría que hacer esto?", a lo cual él debió entender ¿por qué...? y me contestó: "¡Porque yo lo digo y basta!" (bonita manera de argumentar racionalmente). Esta autoridad, esta disciplina (irracional: sin dar razones del por qué ni el para qué) es la presión que provoca la reacción agresiva (ésta es, por ejemplo, la provocación de los populares a los vascos nacionalistas para que no puedan protagonizar la paz; ésta es la provocación, muchas veces involuntaria, de profesores y sistemas educativos a los alumnos a quienes no pueden garantizar ningún beneficio personal de su formación académica -especificativa-).
Pavlov, en su laboratorio y para experimentar, daba una patada despistada a los perros que se le acercaban despistadamente: algunos salían huyendo llorando-ladrando y meándose en su carrera (éste es el comportamiento que parece que desearían los miserables que tuvieran todos los alumnos ante las muestras autoritarias y es el comportamiento que realmente tienen los cobardes y los depresivos), otros se enfurecían y mordían la bota que les había dado la patada (éste es el comportamiento que tienen los alumnos reactivos agresivos y violentos, comportamiento que se evitaría evitando el darles "patadas"), otros, finalmente, los más inteligentes, se apartaban lo justo para que no les alcanzara la pierna de Pavlov, se echaban y le miraban con un aire de conmiseración como si pensaran: "¿pero bueno, el perro soy yo o eres tú?" Cuando voy a sus casas suelo acariciar a los perros que tienen mis amigos, todos me llenan la mano que acaricia de lametones (no sé quien me dijo que los lametones en los perros equivalen a las caricias y besos en los humanos). Si "todos" los profesores y "todos" los sistemas acariciáramos (caricias psicológicas) a "todos" los alumnos estoy convencido de que no habría agresividad escolar, ni siquiera entre alumnos. Si todos los alumnos sacaran un beneficio de su escolaridad y además fueran conscientes de ello (porque los profesores se lo demostráramos en la práctica), no sólo no habría agresividad, sino que habría una gran disciplina, organización y agradecimiento, además de que se incrementaría mucho su rendimiento y aprendizaje, aprendizaje que serviría para tener actitudes sociales solidarias en lugar de actitudes sociales sectarias de competición y agresividad.
Querido Edip, la actitud defensiva es una señal para que el contrario nos ataque, pero si no hay contrario, ni ataque, ¿para qué deberíamos enarbolar esta señal? Si no hay contrario, ni ataque no debe haber defensa y tampoco habrá indefensión. Lo contrario, enarbolar la señal, es provocar el ataque (que, previamente, no estaba previsto). Es cierto que en el caos los chorizos hacen su agosto, pero, ¿qué pasaría si no hubiera ni caos ni chorizos? En el caso de Nueva Orleáns muchos robos se produjeron y producen por extrema necesidad de supervivencia por gente muy normal (aún así mucha gente ha muerto de hambre y de sed) y ¿qué sistema es, por imprevisión, incompetencia y maldad, responsable tanto del caos como de la existencia de delincuentes armados, en Nueva Orleáns? ¿O tu eres como aquel impresentable chiquitín que decía "A mi sólo me importan los hechos, no me importan sus causas"? Estoy convencido de que no.
Queridos amigos educadores, nosotros no somos los culpables de la agresividad escolar ni de cualquier violencia, los culpables son los modelos y las políticas miserables que las causan, pero sí que tenemos recursos de prevención, evitación y corrección. Seamos generosos en utilizarlos.
Saludos cordiales
Antoni Ramis Caldentey
To: aprendiendo@eListas.net

Enseñar Richard Bach

Somos hierros, envueltos en alambres de cobre, y cada vez que queremos magnetizarnos podemos lograrlo. Hacemos fluir nuestro voltaje interior por el alambre y atraemos a quienes deseamos atraer. Al imán no le inquieta la técnica del funcionamiento. Es él mismo, y por su naturaleza atrae algunos elementos y deja otros intactos.

Es una ley cósmica. Los semejantes se atraen. Limítate a desplegar tu propia personalidad, serena, transparente y luminosa. Cuando irradiamos lo que somos, preguntándonos a cada instante si lo que hacemos es lo que deseamos hacer y haciéndolo sólo cuando la respuesta es afirmativa, nuestra actitud rechaza automáticamente a quienes nada tienen que aprender de lo que somos y atrae a quienes sí tienen algo que aprender, que son los mismos de quienes nosotros a la vez aprendemos.

He aquí una prueba para verificar si tu misión en la tierra ha concluido:

Si estás vivo, aun no ha concluido.

Supongo que durante mucho tiempo la gente no pudo volar porque no lo creía posible; por eso no aprendía los principios elementales de la aerodinámica.

Yo quiero creer que en alguna parte existe otro principio: no necesitamos aviones para volar; ni para atravesar paredes, ni para llegar a los planetas. Podemos aprender a hacerlo sin la ayuda de ningún tipo de maquinas. Si lo deseamos.
Para vivir libre y dichosamente, deberás sacrificar el tedio.
No es siempre un sacrificio fácil.
No te dejes abatir por las despedidas.
Son indispensables como preparación para el reencuentro.
Y es seguro que los amigos se reencontrarán después de algunos momentos o de todo un ciclo vital.

Tu ignorancia es directamente proporcional a la medida en que crees en la injusticia y la tragedia.

Lo que la oruga interpreta como el fin del mundo es lo que su dueño denomina mariposa.

Perspectiva:

Utilízala y olvídala.
Si has abierto esta página,
olvidas que lo que sucede a tu alrededor no es real.
Piensa en esto.

Enseñar es recordarles a los demás
que saben tanto como tú.
Sois todos aprendices,
ejecutores, maestros.

Los interrogantes más sencillos son los más profundos.

¿Dónde has nacido? ¿Dónde está tu hogar?
¿A dónde vas?
¿Qué haces?

Plantéatelos de tiempo en tiempo, y observa cómo cambian tus respuestas.

Enseña mejor lo que más necesitas aprender.

De mí depende...

REGALOS DE RABIA Y DE RENCOR

El era un profesor comprometido y estricto, conocido también por sus alumnos como un hombre justo y comprensivo. Al terminar la clase de fin de año, mientras el maestro organizaba unos documentos encima de su escritorio, se le acerco uno de sus alumnos y en forma desafiante le dijo:
- Profesor, lo que me alegra de haber terminado la clase, es que no tendré que escuchar mas sus tonterías y podré descansar de ver su cara aburrida.
El alumno estaba erguido, con semblante arrogante, en espera de que el maestro reaccionara ofendido y descontrolado.

El profesor miro al alumno por un instante y en forma muy tranquila le pregunto:
- ¿Cuando alguien te ofrece algo que no quieres, lo recibes?
El alumno quedo desconcertado por la calidez de la sorpresiva pregunta.
- Por supuesto que no. -Contesto de nuevo en tono despectivo el muchacho-.
- Bueno, -prosiguió el profesor- cuando alguien intenta ofenderme o me dice algo desagradable, me esta ofreciendo "algo". En tu caso, es una emoción de rabia y rencor, que puedo decidir no aceptar.
- No entiendo a que se refiere. -dijo el alumno confundido-
- Muy sencillo, -replico el profesor- Tu me estas ofreciendo rabia y desprecio y si yo me siento ofendido o me pongo furioso, estaré aceptando tu regalo. Y yo, mi amigo, en verdad, prefiero obsequiarme mi propia serenidad.
-¡Muchacho!, -concluyo el profesor en tono gentil- La vida nos da la libertad de amargarnos o de ser felices. "Tu rabia pasara, pero no trates de dejarla conmigo, porque no me interesa. Yo no puedo controlar lo que tu llevas en tu corazón, pero de mi depende lo que yo cargo en el mío. Cada DIA, en todo momento, tu puedes escoger que emociones o sentimientos quieres poner dentro de ti, y lo que elijas, lo tendrás hasta que decidas cambiarlo, porque es tan grande la libertad que nos da la vida, que hasta tenemos la opción de amargarnos o de ser felices".

Aprender a Aprender

Aprender a Aprender

CUANDO SÓLO ME PREPARO PARA LO QUE DEBIERA SUCEDERME,
NO ME HALLO PREPARADO PARA LO QUE ME SUCEDE... NUNCA.
ANTONIO PORCHIA

Los cambios cada vez más acelerados y vertiginosos que están ocurriendo en todo el mundo nos impiden mantenernos estáticos; por lo tanto, necesitamos nuevas formas personales y organizacionales para afrontarlos.Por ejemplo: cada diez años se duplica la información y los conocimientos generados por la humanidad; al tiempo que -cada diez años- se vuelve obsoleta una cuarta parte de la información existente... Esto significa que rápidamente se está acumulando información que no podemos conocer, entender, ni asimilar, a la vez que gran parte de los conocimientos en los que nos basamos para actuar... ya están perimidos!

EL MUNDO TIENE PROBLEMAS QUE NO PUEDEN SER RESUELTOS, PENSANDO EN LA FORMA QUE PENSÁBAMOS CUANDO LOS CREAMOS. ALBERT EINSTEIN

Actualmente, la vida promedio de las empresas en el mundo es de treinta años, e irá decreciendo conforme avance el siglo. Nacerán y morirán vertiginosamente las organizaciones. En el siglo XX, el sistema educativo se ha venido adaptando y mejorando para ser útil a una economía industrial manufacturera, donde han existido trabajos predecibles para ciertos tiempos, que exigían habilidades y aptitudes ya conocidas. La era industrial ha dado paso ya a la "era del servicio", donde las necesidades, los clientes y los mercados cambian a un ritmo impredecible.

LA ECONOMÍA SE HA TRANSFORMADO MUCHO Y NUESTROS SISTEMAS EDUCATIVOS Y ADMINISTRATIVOS NO SE HAN MODIFICADO NI UN 25%. En esta época de la informática, existe una importante paradoja: Hay tanta información que "ahoga" prácticamente a los estudiantes, profesionales y empleados en las organizaciones. Sin embargo, parece que cada día estamos menos preparados e informados. La educación que se nos ha impartido está basada en la aptitud para recordar y repetir información, por lo tanto es una educación que no ha desarrollado las competencias necesarias para desenvolvernos efectivamente en el mundo actual.

EN TIEMPOS DE CAMBIO, QUIENES ESTÁN DISPUESTOS A APRENDER HEREDARÁN LA TIERRA. MIENTRAS QUE, LOS QUE CREEN QUE YA SABEN, SE ENCONTRARÁN HERMOSAMENTE EQUIPADOS PARA ENFRENTARSE A UN MUNDO QUE DEJÓ DE EXISTIR. ERIC HÖFFER

Las personas necesitamos dominar la habilidad de aprender a aprender. También las organizaciones deben convertirse en entes inteligentes, que vayan aprendiendo -cada día- nuevas formas de ser más competitivas, para asegurar su permanencia en la vida económica del mundo globalizado en el que operamos.Un paso fundamental para lo anterior es saber aprender: o sea, conocer la forma en que cada ser humano y cada equipo aprende. Tomar conciencia de cuáles son las tendencias y factores que inhiben el aprendizaje y cuáles las tendencias y factores que lo facilitan.Aprender a aprender significa obtener, adaptar y utilizar procedimientos que otras personas y organizaciones emplean para aprender. Implica una actitud humilde para poder "absorber" los conocimientos y experiencias que otras personas nos puedan transmitir.
El aprendizaje no es sólo una manera de incrementar nuestras competencias y nuestra capacidad de acción. Es también una acción en sí misma, que requiere de competencias propias. Hasta ahora, el énfasis estaba puesto en las acciones que se aprendían, pero escasamente en las acciones que aseguran aprendizajes eficaces. Se nos enseña muchas cosas, pero no se nos enseña a "aprender a aprender". Rafael Echeverría

Aprender a aprender significa también desaprender... Esto es, ganar la habilidad para "soltar" nuestros modelos mentales usados a través de años y que -en ocasiones- pueden convertirse en formas inefectivas de hacer las cosas. El Coach Ontológico cuestiona, con respeto, las formas en que las personas y equipos perciben sus realidades y situaciones, para permitirles cambiar estrategias estáticas, que aunque en el pasado dieron buen resultado ahora pueden no darlo, por nuevas posibilidades de Ser y Hacer que sean más efectivas para lograr los resultados deseados.
SI TU MENTE ESTÁ LLENA DE CONOCIMIENTO, ESTÁS SIEMPRE PREPARADO PARA NADA.
SI ESTÁ ABIERTA, COMO LA DE LOS PRINCIPIANTES, ESTÁS DISPONIBLE PARA TODO.
EN LA MENTE DE LOS PRINCIPIANTES ESTÁN LAS MAYORES POSIBILIDADES; EN LA MENTE DE LOS EXPERTOS HAY POCAS. S. SUZUKI

Tres consejos para la educación

ENRIQUE ROJAS
CATEDRÁTICO DE PSIQUIATRÍA

Tres consejos para la educación

La palabra educación cobija en su seno distintos significados. Educar es convertir a alguien en persona libre e independiente. Cautivar con argumentos positivos. Liberar de sugerencias y tirones momentáneos, para ir instalando una jerarquía de aspiraciones humanas que le eleven y le den plenitud. Educar es entusiasmar con los valores. Seducirla con ideales y ejemplaridad. Ayudarle a que se desarrolle física, psicológica, espiritual y culturalmente. Por eso alberga en su interior dos vertientes: comunicar conocimientos y promover actitudes. Información y formación.
Educar no es enseñar matemáticas, ni gramática, ni historia..., sino preparar a una persona para vivir la historia personal del mejor modo posible. Educar es despertar curiosidades, impartir sugerencias, provocar sorpresas, enseñar a pensar y a resolver conflictos. En definitiva: revelar e ilustrar para que alguien sepa gestionar mejor su propia vida. Si la educación en el arte de enseñar a pensar, la cultura es el oficio de aprender a vivir. Pero entre una y otra hay una frontera huidiza, tenue, imprecisa, de ahí las influencias recíprocas que se producen entre una y otra.
Son tres las ideas que quiero transmitir en este artículo. Me parece que esta trilogía conforma la base de lo que debe recibir el ser humano para nutrirse y aclararse en cuestiones esenciales: la voluntad, los sentimientos y la inteligencia.
1. Educación de la voluntad.
Para mi la voluntad constituye la educación de las educaciones. La definiría como capacidad para hacer algo anticipando consecuencias. Ponerse en movimiento para conseguir una meta, pero siendo capaz de aplazar la recompensa. Es tesón, empeño decidido, perseverancia que se crece ante las dificultades, energía y firmeza para no darse por vencido.
El orden es el placer de la razón. Por eso éste debe empezar por la cabeza: saber lo que uno quiere. El que no sabe lo que quiere no puede ser feliz. Una persona ordenada es aquella que tiene una jerarquía de valores en la que descansa su conducta y en consecuencias hay unas prioridades, unos elementos que se anteponen a otros. Orden en los objetivos a corto y medio plazo, sabiendo escalonarlos para que la ansiedad no pueda con nosotros. De ahí que este apartado tenga mucho que ver con la capacidad para disciplinar las necesidades. Esto nos lleva como de la mano un concepto práctico de la libertad con minúscula: libertad es necesitar cada vez menos.
Orden en el tipo de vida. Saber planificar y organizar nuestras actividades tiene un efecto multiplicador, ya que el tiempo da más de sí. Tiene éste una dimensión externa, formal: así por ejemplo, entrar en la habitación o en el despacho de alguien, es hacerle un retrato psicológico.
El hábito de orden es más fácil que arraigue si se empieza desde joven.
Constancia es tenacidad, insistencia, empezar pocas cosas e ir detrás de ellas sin darse por vencido. El binomio orden-constancia es inseparable y recorre los entresijos del hombre con voluntad.
Motivación es aquello que empuja hacia la meta y que se vive como impulso que arrastra y empuja hacia algo que descubrimos como valioso. La voluntad es la piedra angular del éxito en la vida y una de los más excelentes rasgos de la personalidad: hace al hombre valioso y le permite lograr sus objetivos.
2. Educación sentimental
La vida afectiva es uno de los grandes argumentos de la existencia, casi todo se arremolina en torne a ella, para bien o para mal. La ausencia de un conocimiento adecuado de esta materia, su carencia, va a traer uno de los más serios fracasos que pueden darse.
La policromía sentimental tiene un subsuelo psicológico que alimenta toda la vida personal. Los sentimientos hacen de mediador entre las tendencias más básicas y la inteligencia. La falta de claridad sobre esta dimensión impide comprender la propia biografía y es frente de serios conflictos que tendrán unas largas consecuencias. Descendemos así a la topografía de una de las grandes regiones de la psicología: es el primer tema de la vida. Lo que el hombre necesita es amor. Pero esta palabra está hoy falsificada, ya que el uso, abuso y manipulación a la que ha disido sometida le ha llevado a una cierta degradación. En los sentimientos se encuentran las raíces de casi todo lo demás. El amor es un arte en el que se mezclan ingredientes físicos, psicológicos, sociales y culturales. En la mitología griega, Eros es hijo de Poros y Penia, de la riqueza y la pobreza. No hay felicidad sin amor, pero no hay amor sin renuncias. La condición humana es así.
3. Educación de la inteligencia.
La inteligencia es la capacidad para captar la realidad en su complejidad, buscando las relaciones y conexiones que la circundan. Hay dos condicionantes de ella: la herencia y el ambiente, el equipaje genético y el entorno. En cualquier caso es decisiva su ilustración, la lectura es a la inteligencia lo que el ejercicio físico al cuerpo.
Hay muchas modalidades de inteligencia: teórica, práctica, social, analítica, sintética, discursiva, espontánea, provocada, matemática, creativa, emocional, instrumental (aquella que se apoya en los soportes formales y que tienen en la voluntad su principal representante), y la inteligencia para la vida.
Si la vida es una sucesión de problemas y conflictos, la inteligencia es el conjunto de operaciones que nos lleva a resolverlos de la mejor manera posible. Por eso es evaluación y acción, conocimiento y puesta en práctica. La vida sigue siendo la asignatura más importante. No pasar de largo ante lo mejor frente a lo más excelente indica tener bien amueblada la cabeza, visión larga de la jugada y mirar por sobre elevación. Lucidez y creatividad.

SIETE SABERES PARA LA EDUCACIÓN DEL FUTURO

LOS SIETE SABERES NECESARIOS PARA LA EDUCACIÓN DEL FUTURO
EDGAR MORIN


1. Una educación que cure la ceguera del conocimiento.
Todo conocimiento conlleva el riesgo del error y de la ilusión. La educación del futuro debe contar siempre con esa posibilidad. El conocimiento humano es frágil y está expuesto a alucinaciones, a errores de percepción o de juicio, a perturbaciones y ruidos, a la influencia distorsionadora de los afectos, al imprinting de la propia cultura, al conformismo, a la selección meramente sociológica de nuestras ideas, etc.
Se podría pensar, por ejemplo que, despojando de afecto todo conocimiento, eliminamos el riesgo de error. Es cierto que el odio, la amistad o el amor pueden enceguecernos, pero también es cierto que el desarrollo de la inteligencia es inseparable del de la afectividad. La afectividad puede oscurecer el conocimiento pero también puede fortalecerlo.
Se podría también creer que el conocimiento científico garantiza la detección de errores y milita contra la ilusión perceptiva. Pero ninguna teoría científica está inmunizada para siempre contra el error. Incluso hay teorías y doctrinas que protegen con apariencia intelectual sus propios errores.
La primera e ineludible tarea de la educación es enseñar un conocimiento capaz de criticar el propio conocimiento. Debemos enseñar a evitar la doble enajenación: la de nuestra mente por sus ideas y la de las propias ideas por nuestra mente. "Los dioses se nutren de nuestras ideas sobre Dios, pero inmediatamente se tornan despiadadamente exigentes". La búsqueda de la verdad exige reflexibilidad, crítica y corrección de errores. Pero, además, necesitamos una cierta convivencialidad con nuestras ideas y con nuestros mitos. El primer objetivo de la educación del futuro será dotar a los alumnos de la capacidad para detectar y subsanar los errores e ilusiones del conocimiento y, al mismo tiempo, enseñarles a convivir con sus ideas, sin ser destruidos por ellas.

2. Una educación que garantice el conocimiento pertinente.
Ante el aluvión de informaciones es necesario discernir cuáles son las informaciones clave. Ante el número ingente de problemas es necesario diferenciar los que son problemas clave. Pero, ¿cómo seleccionar la información, los problemas y los significados pertinentes? Sin duda, desvelando el contexto, lo global, lo multidimensional y la interacción compleja.
Como consecuencia, la educación debe promover una "inteligencia general" apta para referirse al contexto, a lo global, a lo multidimensional y a la interacción compleja de los elementos. Esta inteligencia general se construye a partir de los conocimientos existentes y de la crítica de los mismos. Su configuración fundamental es la capacidad de plantear y de resolver problemas. Para ello, la inteligencia utiliza y combina todas las habilidades particulares. El conocimiento pertinente es siempre y al mismo tiempo general y particular. En este punto, Morin introdujo una "pertinente" distinción entre la racionalización (construcción mental que sólo atiende a lo general) y la racionalidad, que atiende simultáneamente a lo general y a lo particular.

3. Enseñar la condición humana.
Una aventura común ha embarcado a todos los humanos de nuestra era. Todos ellos deben reconocerse en su humanidad común y, al mismo tiempo, reconocer la diversidad cultural inherente a todo lo humano.
Conocer el ser humano es situarlo en el universo y, al mismo tiempo, separarlo de él. Al igual que cualquier otro conocimiento, el del ser humano también debe ser contextualizado: Quiénes somos es una cuestión inseparable de dónde estamos, de dónde venimos y a dónde vamos.
Lo humano es y se desarrolla en bucles: a) cerebro- mente- cultura; b) razón — afecto — impulso; c) individuo — sociedad R= 12; especie. Todo desarrollo verdaderamente humano significa comprender al hombre como conjunto de todos estos bucles y a la humanidad como una y diversa. La unidad y la diversidad son dos perspectivas inseparables fundantes de la educación. La cultura en general no existe sino a través de las culturas. La educación deberá mostrar el destino individual, social, global de todos los humanos y nuestro arraigamiento como ciudadanos de la Tierra. Éste será el núcleo esencial formativo del futuro.
4. Enseñar la identidad terrenal.
La historia humana comenzó con una dispersión, una diáspora de todos los humanos hacia regiones que permanecieron durante milenios aisladas, produciendo una enorme diversidad de lenguas, religiones y culturas. En los tiempos modernos se ha producido la revolución tecnológica que permite volver a relacionar estas culturas, volver a unir lo disperso... El europeo medio se encuentra ya en un circuito mundial del confort, circuito que aún está vedado a tres cuartas partes de la humanidad. Es necesario introducir en la educación una noción mundial más poderosa que el desarrollo económico: el desarrollo intelectual, afectivo y moral a escala terrestre.
La perspectiva planetaria es imprescindible en la educación. Pero, no sólo para percibir mejor los problemas, sino para elaborar un auténtico sentimiento de pertenencia a nuestra Tierra considerada como última y primera patria. El término patria incluye referencias etimológicas y afectivas tanto paternales como maternales. En esta perspectiva de relación paterno- materno- filial es en la que se construirá a escala planetaria una misma conciencia antropológica, ecológica, cívica y espiritual. "Hemos tardado demasiado tiempo en percibir nuestra identidad terrenal", dijo Morin citando a Marx ("la historia ha progresado por el lado malo") pero manifestó su esperanza citando en paralelo otra frase, en esta ocasión de Hegel: "La lechuza de la sabiduría siempre emprende su vuelo al atardecer."

5. Enfrentar las incertidumbres.
Todas las sociedades creen que la perpetuación de sus modelos se producirá de forma natural. Los siglos pasados siempre creyeron que el futuro se conformaría de acuerdo con sus creencias e instituciones. El Imperio Romano, tan dilatado en el tiempo, es el paradigma de esta seguridad de pervivir. Sin embargo, cayeron, como todos los imperios anteriores y posteriores, el musulmán, el bizantino, el austrohúngaro y el soviético. La cultura occidental dedicó varios siglos a tratar de explicar la caída de Roma y continuó refiriéndose a la época romana como una época ideal que debíamos recuperar. El siglo XX ha derruido totalmente la predictividad del futuro como extrapolación del presente y ha introducido vitalmente la incertidumbre sobre nuestro futuro. La educación debe hacer suyo el principio de incertidumbre, tan válido para la evolución social como la formulación del mismo por Heisenberg para la Física. La historia avanza por atajos y desviaciones y, como pasa en la evolución biológica, todo cambio es fruto de una mutación, a veces de civilización y a veces de barbarie. Todo ello obedece en gran medida al azar o a factores impredecibles.
Pero la incertidumbre no versa sólo sobre el futuro. Existe también la incertidumbre sobre la validez del conocimiento. Y existe sobre todo la incertidumbre derivada de nuestras propias decisiones. Una vez que tomamos una decisión, empieza a funcionar el concepto ecología de la acción, es decir, se desencadena una serie de acciones y reacciones que afectan al sistema global y que no podemos predecir. Nos hemos educado aceptablemente bien en un sistema de certezas, pero nuestra educación para la incertidumbre es deficiente. En el coloquio, respondiendo a un educador que pensaba que las certezas son absolutamente necesarias, Morin matizó y reafirmó su pensamiento: "existen algunos núcleos de certeza, pero son muy reducidos. Navegamos en un océano de incertidumbres en el que hay algunos archipiélagos de certezas, no viceversa."

6. Enseñar la comprensión.
La comprensión se ha tornado una necesidad crucial para los humanos. Por eso la educación tiene que abordarla de manera directa y en los dos sentidos: a) la comprensión interpersonal e intergrupal y b) la comprensión a escala planetaria. Morin constató que comunicación no implica comprensión. Ésta última siempre está amenazada por la incomprensión de los códigos éticos de los demás, de sus ritos y costumbres, de sus opciones políticas. A veces confrontamos cosmovisiones incompatibles. Los grandes enemigos de la comprensión son el egoísmo, el etnocentrismo y el sociocentrismo. Enseñar la comprensión significa enseñar a no reducir el ser humano a una o varias de sus cualidades que son múltiples y complejas. Por ejemplo, impide la comprensión marcar a determinados grupos sólo con una etiqueta: sucios, ladrones, intolerantes. Positivamente, Morin ve las posibilidades de mejorar la comprensión mediante: a) la apertura empática hacia los demás y b) la tolerancia hacia las ideas y formas diferentes, mientras no atenten a la dignidad humana.
La verdadera comprensión exige establecer sociedades democráticas, fuera de las cuales no cabe ni tolerancia ni libertad para salir del cierre etnocéntrico. Por eso, la educación del futuro deberá asumir un compromiso sin fisuras por la democracia, porque no cabe una comprensión a escala planetaria entre pueblos y culturas más que en el marco de una democracia abierta.

7. La ética del género humano.
Además de las éticas particulares, la enseñanza de una ética válida para todo el género humano es una exigencia de nuestro tiempo. Morin volvió a presentar el bucle individuo — sociedad — especie como = base para enseñar la ética venidera.
En el bucle individuo —- sociedad surge el deber ético de enseñar la = democracia. Ésta implica consensos y aceptación de reglas democráticas. Pero también necesita diversidades y antagonismos. El contenido ético de la democracia afecta a todos esos niveles. El respeto a la diversidad significa que la democracia no se identifica con la dictadura de la mayoría.
En el bucle individuo — especie Morin fundamenta la necesidad de enseñar la ciudadanía terrestre. La humanidad dejó de ser una noción abstracta y lejana para convertirse en algo concreto y cercano con interacciones y compromisos a escala terrestre.

Palabras finales:
Morin dedicó los últimos minutos de su conferencia a postular cambios concretos en el sistema educativo desde la etapa de primaria hasta la universidad: la no fragmentación de los saberes, la reflexión sobre lo que se enseña y la elaboración de un paradigma de relación circular entre las partes y el todo, lo simple y lo complejo. Abogó por lo que él llamó diezmo epistemológico, según el cual las universidades deberían dedicar el diez por ciento de sus presupuestos a financiar la reflexión sobre el valor y la pertinencia de lo que enseñan.

El autor, Edgar Morin es Ex director de l'École des Hautes Études en Sciencies Sociales de Paris

La educación, base de la democracia


Federico Mayor Zaragoza: La educación, base de la democracia

En primer lugar nos hemos de preguntar qué es la democracia. El término democracia es de origen griego y significa “el pueblo”. Es el pueblo el que manda, es la voz del pueblo la que interpretan las autoridades para poner en práctica la voluntad del pueblo, no su autoridad. Es esta la diferencia entre la democracia, la autocracia, la plutocracia, la oligocracia, la burocracia, la tecnocracia. Es realmente toda la toda la gente, todos los ciudadanos los que mandan. Y para que una democracia sea realmente genuina, todos los ciudadanos han de tener la posibilidad de expresarse, de participar.

Si no participamos, no somos ciudadanos; nos cuentan, pero no contamos.

Descartes dijo “pienso, luego existo”. Si pienso quiere decir que soy, y si no pienso no soy un ser humano, el cual tiene una desmesurada capacidad de crear, de inventar, de imaginar, que no tiene ningún otro ser vivo. Pero también somos capaces de sentir y de reflexionar sobre estos sentimientos. También podemos decir “participo, soy ciudadano”. Si no participamos, no somos ciudadanos; nos cuentan, pero no contamos. Nos tienen en cuenta cuando llegan las elecciones, cuando se hacen encuestas de opinión, pero cuando contamos es cuando somos ciudadanos de verdad.

Nos hemos de educar para ser realmente capaces de actuar como ciudadanos en plenitud, de participar, de disentir, de renunciar, de aplaudir, pero no porque nos digan que lo hemos de hacer, no porque alguien nos de instrucciones como si sólo fuéramos marionetas. Lo hago porque quiero, porque he reflexionado, he meditado.

Nos dicen que estamos en la sociedad del conocimiento, pero no es cierto. Estamos en la sociedad de la información.

Vivimos en un momento en el que normalmente sólo somos espectadores, receptores de información. Nos dicen que estamos en la sociedad del conocimiento, pero no es cierto. Estamos en la sociedad de la información. Hay algunos ciudadanos privilegiados y tenemos unos medios de información fantásticos, pero son medios de información, no de conocimiento. Hay una gran diferencia.

El conocimiento es el que se produce como consecuencia de la reflexión, del pensamiento...
...hemos de educar para conocer, para ser.

El conocimiento es el que se produce como consecuencia de la reflexión, del pensamiento, y se convierte en una respuesta personal. Tener estas respuestas personales, tener esta posición personal, esta soberanía personal, hacer lo que yo quiera y no lo que me dicen que haga, actuar de acuerdo con mi conocimiento y no con lo que me puedan decir desde fuera es fundamental para que haya esta participación ciudadana, para que los ciudadanos puedan ser agentes y factores de una democracia auténtica, genuina. Pero esto lo hemos de educar desde el primer momento, hemos de educar para conocer, para ser.

...hemos de aprender a conocer, a hacer, a ser y a vivir juntos.

Jacques Delors, en la comisión que ha presidido para la educación para el siglo XXI, ha dicho que hemos de aprender a conocer, a hacer, a ser y a vivir juntos. Vivir juntos es fundamental porque democracia también es diversidad, es pluralidad, quiere decir que todos somos únicos, que todos somos diferentes, de una manera absolutamente extraordinaria, pero que al mismo tiempo todos nos reunimos porque estamos de acuerdo con unos principios universales. Estos principios universales están bien reflejados en la Declaración de los derechos humanos del año 1948, que constituye una especie de horizonte ético o moral de la humanidad. Todos estamos de acuerdo con la justicia, la libertad, la igualdad, la solidaridad intelectual y moral, como dice la constitución de la Unesco. Estos principios democráticos son como un pilar, las vigas que aguantan todo el edificio.
Todo esto es posible si, a la vez, cada uno de nosotros somos únicos y diferentes, y tenemos nuestra manera particular de pensar y de ver las cosas. Esta diversidad es nuestra riqueza y, al mismo tiempo, el hecho de estar unidos por estos grandes valores universales es nuestra fuerza. Diversidad, riqueza, unión son la fuerza. Esto es lo que hace una democracia auténtica.
Normalmente hablamos de democracia a escala local, de democracia a escala nacional. Nuestro país tiene unas comunidades autónomas que marcan esta diversidad, unas lenguas diferentes, una historia diferente, y estamos todos reunidos en un mosaico muy bonito, muy plural y muy fuerte. A la vez formamos parte de Europa y del mundo. Somos ciudadanos del mundo.
...todos formamos parte de espacio en el que todas las culturas se han de encontrar y han de interactuar.

Cuando el año 1945, después de aquella guerra terrible, del genocidio, de las prácticas más abominables de destrucción y humillación, se reúnen en San Francisco para redactar la primera carta de las Naciones Unidas, que se unían porque creían en alguna cosa todas juntas, dicen “nosotros los pueblos”, no dicen “nosotros los estados” o “nosotros las naciones”, dicen “nosotros los pueblos”, porque hoy ya todos los pueblos formamos parte de esta visión extraterritorial del mundo, ya todos formamos parte de espacio en el que todas las culturas se han de encontrar y han de interactuar.

En este espacio supranacional hoy no tenemos, por desgracia, un marco democrático, un marco ético, un punto de referencia. Mucha gente hace dinero de una manera opaca, turbia, y después lo blanquea, motivo por el cual se pide que se cree una autoridad internacional para que pare este tráfico de capitales intolerable; también hay pero, un tráfico de armas que representa dos mil millones de dólares cada día.

¿Os imagináis qué quiere decir un mundo en el que la fuerza es mucho más importante que el medio ambiente, que la lucha contra la pobreza y que proporcionar alimentos y agua a todo el mundo? ¿Os podéis imaginar qué es que en los países pobres no se pueda curar el sida porque dicen que el tratamiento es demasiado caro, cuando nos gastamos cada día dos mil millones de dólares en armamento? ¿Os podéis imaginar lo que es un mundo a escala internacional en el que cada día quemamos sesenta y seis millones de barriles de petróleo? ¿Os podéis imaginar un mundo en el que cada día llegan a la piel de la Tierra doscientas cincuenta y cuatro mil personas más, la cual cosa quiere decir que cada cuatro días tenemos un millón de personas más sobre la Tierra?

...ya hemos tenido suficiente violencia, lo hemos pagado muy caro.

Este es el mundo que tenemos, y es aquí, en esta democracia a escala internacional, donde hemos de actuar, y nos hemos de educar para esta democracia. Si no lo hacemos así, cada vez habrá, tal y como está pasando, una minoría de gente que acumulará riqueza frente a la inmensa mayoría que vivirá en unas condiciones absolutamente inhumanas, con la cual cosa, poco a poco, irán fermentando sentimientos de agravio, de animadversión, de odio, de violencia, e incluso de agresión. En una palabra, tendremos una gran inestabilidad, una situación de absoluto oprobio de mucha gente, de humillación de muchos de los que son nuestros hermanos y hermanas de todas las partes del mundo. Y llegará un momento en que esto provocará otro conflicto, otra guerra, y otra reacción de violencia. Y ya hemos tenido suficiente violencia, lo hemos pagado muy caro.
El siglo que ahora se acaba ha sido fantástico, hemos descubierto muchas cosas: los antibióticos, la vacuna contra la poliomelitis. Recuerdo que en la década de los cuarenta, cuando le decía a mi madre que me dolía la rodilla, se ponía blanca porque podría ser una poliomelitis. Todo esto ya ha pasado y hemos de ser conscientes de que ha sido maravilloso, pero al mismo tiempo nos hemos matado los unos a los otros de manera contínua.

Hemos tenido dos grandes guerras –por cierto, no originadas en Africa o Asia, sino en el corazón de Europa - y hemos tenido un imenso número de conflictos que han hecho que mucha gente diera lo único que tenía: su propia vida. Por tanto, ha de haber democracia a nivel internacional, y ésta tiene un nombre: Naciones Unidas. Últimamente los países más poderosos – incluyendo España – tienen una posición de recelo, de ir convirtiendo poco a poco a esta gran institución, que es un ámbito, un espacio de democracia y de referencia ética, en una organización para después del conflicto, postconflicto, y no para evitar la guerra, tal como dice la carta: “Nosotros los pueblos, hemos decidido evitar a nuestros hijos el horror de la guerra”.

Pero ahora ya no, ya no es para la construcción, para evitar el conflicto; es para actuar después del conflicto. Por tanto, están desarrollando las acciones humanitarias, las acciones de los refugiados, de los desplazados, de los heridos, de los cambios de prisioneros. Todo esto son acciones humanitarias muy buenas, pero todo esto es para la Cruz Roja.

La violencia es incompatible con la democracia.
La impunidad es incompatible con la democracia.

La sociedad de naciones, las Naciones Unidas, lo que han de hacer es evitar la guerra, es la paz. Porque si no, cuando hay guerra, no hay democracia; cuando hay violencia ésta lo ocupa todo. Que nadie se engañe: la violencia es incompatible con la democracia. Cuando quien la hace no la paga, cuando hay impunidad – ahora se ha visto a escala mundial con el caso Pinochet - no hay democracia. La impunidad es incompatible con la democracia.

Por tanto, tenemos un círculo interactivo que también podría ser un triángulo, donde cada uno de los ángulos debe interactuar de manera continua con los otros. La paz, para que dure, ha de tener un desarrollo justo, una distribución justa. Esto sólo se puede imaginar si hay un sistema de democracia, es decir, la voz del pueblo, que protesta si las cosas no van bien.

No ha habido nunca ningún sistema autoritario en el que las leyes hayan sido justas.

La paz es el fruto de la justicia, se ha repetido muchas veces. Creo que es así, y para que la ley sea justa, hace falta la voz del pueblo. No ha habido nunca ningún sistema autoritario en el que las leyes hayan sido justas. ¿Por qué? Porque hay el silencio, el pueblo no existe, sólo los que mandan son los que dictaminan. Esto se justifica diciendo que es el imperio de la ley. Pero, ¿había ley en Weimar cuando estaba Hitler?, ¿o en la Unión Soviética cuando estaba Stalin?. Lo que hemos de hacer es transformar la legalidad en justicia, precisamente por la intervención, por la participación de los pueblos cuando hay un sistema democrático.

La interacción entre paz, democracia y desarrollo es la manera de comprender porqué la democracia es nuestra esperanza, porqué hoy es tan relevante desde todos los puntos de vista.
...me preocupa la capacidad de expresión, porque uno puede ser libre para expresarse pero no tener la capacidad para hacerlo porque no lo han podido educar.

He hablado de la libertad de expresión como uno de los derechos humanos fundamentales, pero me preocupa la capacidad de expresión, porque uno puede ser libre para expresarse pero no tener la capacidad para hacerlo porque no lo han podido educar. Esto me ha hecho admirar mucho a mi padre y a mi madre, que sólo tuvieron una educación primara muy corta, y que gracias a su trabajo y a su formación personal desarrollaron su personalidad y capacidad creativa y participativa.

La tolerancia no es indulgencia, la tolerancia es ponernos en la piel de los otros...

Esto lo hemos de incorporar hoy de manera decidida en la educación a todos los niveles. Nos hemos de dar cuenta de que ser ciudadanos del mundo, que hemos de conocer la historia, que hemos de pensar en el futuro y sobretodo, hemos de saber que hay unos valores fundamentales para educar en la democracia, en la tolerancia. La tolerancia no es indulgencia, la tolerancia es ponernos en la piel de los otros, la tolerancia es actuar como si estuviésemos en el papel de la persona en la que estamos pensando, o que nos sirve de referencia. En una palabra, la alteridad es fundamental para que esta democracia sea genuina, sea fuerte, sea una democracia consolidada.

La educación es por tanto la que nos da esta capacidad de actuar por nosotros mismos, pero hemos de tener tiempo para pensar, hemos de tener tiempo para disentir, hemos de tener tiempo para no ser dóciles.

He citado muchas veces los poemas del Llibre d’hores, de Jesús Massip, que a mi me encantó. El otro día le dije que es genial tener esta reflexión sobre la docilidad a medida que pasa el tiempo. En su libro dice que las horas volverán y nos encontrarán hechos y dóciles.

Pues bien, la democracia pide – y la educación para la democracia pide – que cuando las horas vuelvan nos hallen siempre indóciles. Ésta ha sido para mi una de las grandes lecciones de mi padre, la permanente disposición al disentimiento como una exigencia ética, es decir, yo no puedo decir que estoy de acuerdo si no lo estoy, pero esto sin violencia, nunca la violencia, la violencia genera violencia. Pero con firmeza, con perseverancia, hemos de decir “no, con esto no estoy de acuerdo”. Sólo de esta manera podremos cambiar las cosas.

No se han de aceptar nunca las cosas tal y como son, si hacemos esto nunca tendremos un sistema democrático justo...

Hay una anécdota de hace siete u ocho años, cuando estaba en las Naciones Unidas. Un día mi padre me preguntó como iba la UNESCO, y le dije que iba mejor, y me respondió si realmente iba mejor o si es que yo me estaba volviendo dócil. Esto es lo que nos hemos de plantear todos los días: ¿las cosas van mejor o es que nos dejamos llevar por el viento?, ¿nos dejamos arrastrar y decimos que no hay nada que hacer y que debemos aceptar las cosas como son? ¡No señor!. No se han de aceptar nunca las cosas tal y como son, si hacemos esto nunca tendremos un sistema democrático justo, si nos dejamos arrastrar por estos grandes vendavales de uniformismo, de gregarización, no seremos nunca lo que cada ser humano ha de ser, que es ésta soberanía personal, esta capacidad de hacer el diseño de la propia vida.

He hablado de la necesidad de la existencia de una institución a escala supranacional, las Naciones Unidas, que se han de ayudar y reforzar, y de hecho, se están debilitando. Quiero acabar haciendo referencia a la sociedad civil, que ha de tener un papel más relevante por medio de las organizaciones no gubernamentales.

Últimamente ha habido manifestaciones que demuestran que no están de acuerdo en cómo se están llevando buena parte de las grandes dimensiones de la cooperación internacional, las acciones financieras, las instituciones internacionales, el Fondo Monetario, el Banco Mundial, etc.
Hace falta una red mundial de pensamiento de las organizaciones no gubernamentales.
Quiero hacer una reflexión muy rápida sobre la importancia de establecer una especie de red, a la cual cosa, entidades como la Universitat Oberta de Catalunya, nos pueden ayudar, porque tienen la capacidad de dominar estos medios informáticos y establecer unas grandes redes a escala mundial. Si no se crea una red mundial de pensamiento de las organizaciones no gubernamentales que quieren aumentar la cooperación internacional, no se podrá porque nuestros interlocutores son demasiado altos, demasiado grandes. Se está produciendo la llamada megafusión de empresas, de instituciones… y los estados tienen cada vez un papel más reducido porque sólo pueden actuar a escala nacional y ellos también se han de reunir, han de hacer uniones como la Unión Europea. Hasta ahora han sido uniones económicas, pero pueden llegar a ser uniones de política y estrategia, entonces tendrán más importancia, por eso han de tener lazos de unión que no sean sólo el dinero. Esto también lo hemos dicho siempre en casa: “a los amigos ni un duro; el dinero divide, no une”. Lo que une es lo que pensamos por igual, en la misma dirección, que sentimos los mismos valores. Esto es lo que puede unir a Europa, que sería la Europa de las luces, de la democracia, de la inspiración, de la abertura.

Cicerón nos engañó, porque nos dijo “si quieres la paz, prepara la guerra”...

Universitat Oberta, oberta significa abierta, pero no a Cataluña, sino desde Cataluña para todo el mundo, y esto es lo que hemos de hacer nosotros desde Tortosa, desde Cataluña, desde España, desde Europa. Europa ha estado demasiado cerrada. Europa se ha ido protegiendo. Hablamos de mercado libre: ¿Qué mercado libre?. El mercado agrícola de la Unión Europea es uno de los más cautivos del mundo, uno de los más protegidos. Por tanto, hemos de conocer desde nuestra realidad, la realidad del mundo, y de esta manera vivir ya el llamado pueblo global y poder tener una democracia global y practicarla como ciudadanos del mundo, que es lo más importante hoy en la educación para la democracia.

Si queremos la paz hemos de preparar la paz.

He favorecido el concepto de cultura de paz y de la no violencia ante el de cultura de imposición, de fuerza, que siempre ha estado presente en nuestra historia. Cicerón nos engañó, porque nos dijo “si quieres la paz, prepara la guerra”, y claro, hemos estado preparando la guerra, y cuando preparas la guerra haces la guerra. Ahora nos hemos dado cuenta, pero muy tarde, de que hay que preparar la paz. Si queremos la paz hemos de preparar la paz.

Pues bien, hay que sustituir esta imposición: soy más grande que tu, soy más fuerte que tu, soy más rico, y por tanto me has de obedecer, yo mando y tu has de hacer lo que yo quiero. Todo esto se ha de acabar, y lo hemos de sustituir por una relación de diálogo, de comprensión, de discusión. Sin violencia hemos de procurar poner finalmente en práctica lo que antes os decía: “nosotros, los pueblos, hemos decidido evitar a nuestros hijos el horror de la guerra”.

El futuro del modelo educativo en España

La Contra

El futuro del modelo educativo en España

LA PUERTA


Las palabras dicen más de lo que significan. Y es preocupante la vergonzosa sustitución de ´maestro´ por eufemismos tecnocráticos como ´enseñante´ o ´profesional educativo´. Por eso reconforta oír a Borghesi reivindicar al maestro. Ser maestro es convertir el conocimiento en experiencia y la información en vida compartida con el alumno. Allá donde se produce este milagro que nos transforma en personas, allá hay una escuela. Si encima tiene muchos ordenadores por alumno, pues mejor, pero no es la informática sino los humanos quienes educamos y nos educamos. Borghesi proclama verdades muy viejas, pero resulta alarmante que hoy nos suenen tan nuevas. Y la educación es la puerta de todos los derechos humanos... Y de todas las responsabilidades


MASSIMO BORGHESI, FILÓSOFO Y PEDAGOGO
"La escuela de hoy ha matado al maestro"
Tengo 52 años: la edad te vuelve cínico si no la conviertes en madura e ilusionada aceptación de la vida. Nací en San Sepolcro, como Piero della Francesca. Soy cristiano y humanista. Casado, tres hijos. Soy de izquierdas en lo social y de centro en lo demás. Publico El sujeto ausente: el maestro debe volver a ser el sujeto de nuestra educación
LLUÍS AMIGUET - 16/12/2005


- La escuela hoy fracasa, porque falta el maestro.

- Creo que no están de huelga...

- Me refiero a la figura del maestro, que es el sujeto de la educación. El maestro convierte el conocimiento en vida: en experiencia directa. Si el maestro no transforma los contenidos en vivencias que el alumno ve reflejadas en las suyas, educar se convierte en algo...

- ¿Aburridísimo?

- Es mera repetición de fríos contenidos acumulados por discutibles criterios programáticos. Y eso es lo que ha hecho hoy nuestra educación: ha matado al maestro y está a punto de matar a los alumnos de puro aburrimiento y desmotivación.

- Los enseñantes deberían cobrar más.

- El maestro, que ni siquiera se llama ya maestro, se ha transformado en un técnico, un mecánico de la información. Y, en consecuencia, la sociedad lo trata como tal: le regatea el sueldo y la consideración social y lo margina del discurso público.

- Quejarse, los profesores, se quejan.

- Sí, pero, en general y salvo excepciones dignísimas, el maestro ha acabado asumiendo ese papel de autómata. Nuestra escuela, nuestra universidad ya no pretenden formar, sino simplemente informar y hasta en eso fracasa, porque educarse no es acumular conocimientos, sino discriminarlos: distinguir entre lo importante y lo relativo. Sin esa distinción, los alumnos se pierden en un magma caótico de datos.

- Habrá países mejores que otros.

- Hay paraísos como Finlandia. Pero es un problema europeo: Francia, Italia, Reino Unido o España sufren el mismo mal.

- ¿Por qué?

- Porque, de los años 60 a esta parte, ha naufragado la concepción humanista del universo que alumbró la civilización occidental en un desconcertante relativismo cultural.

- ¿Puede ser más concreto?

- George Steiner, Harold Bloom o aquí Fernando Savater han denunciado antes que yo esa dimisión del ser humano ante la tecnocracia, ante el caos y la nada reglamentada.

- ¿Más específico?

- El conocimiento es el diálogo de un ser humano con quienes lo son y fueron en otros lugares y en otros momentos de nuestra historia como especie. Sin ese diálogo, que convierte los datos en experiencia, los seres humanos de otras culturas y otras épocas son eso: pasado y lejanía. Sin ese diálogo ellos están muertos y nosotros huérfanos, perdidos.

- ¿Y ahora no dialogamos?

- Hoy acumulamos datos sobre el pasado y el mundo creyendo que eso es la cultura, creemos que la educación es asimilar un enciclopedismo banal e inerte. Si nuestra educación no hace sentir a un estudiante el amor que sintió Dante y revivirlo en su amor de hoy por alguien... entonces: ¿Qué sentido tiene Dante? ¡Dante sin vivirlo es un cadáver!

- Para hablar con Dante y que te entienda un alumno hace falta carisma.

- Debe intentarlo, porque si no, el ser humano se disuelve en un magma de ideas sin jerarquía ni sujeto. ¡Nos faltan maestros! Ellos deben conectar lo que sienten sus alumnos con lo que sintió y escribió Dante, lo que ingenió Cervantes y fascinó a Shakespeare.

- Para eso hay que leer.

- Sin maestro, los alumnos no leen. En lugar de dialogar con Dante, en lugar de hablar de su amor con otros seres humanos que lo escribieron y lo vivieron en otras épocas y otros países, acaban contrastando sus sentimientos con los programas rosas de la peor televisión. Por eso, sin maestros, tendremos ciudadanos a la altura de esos programas basura, condenados a una existencia banal sin profundidad ni sentido. Seres manipulables.

- También hay intentos de regeneración.

- Las reacciones oficiales se limitan a encerrar al alumno en una cultura nacional, pese a que la educación es universal por definición: las administraciones ofrecen al estudiante una única identidad nacional, la que interesa a los políticos, para dar sentido a ese caos de datos sin sentido.

- Por lo menos que conozcan su país.

- Una vez ha dimitido de su labor de formar y ha fracasado al informar, nuestra educación, impotente para dar y exigir al alumno un sentido ético de su vida que le sirva en todas las situaciones, le imparte cursillitos de educación vial o sobre drogas: ¡Qué mejor educación para las drogas o de la sexualidad que tener criterio formado de persona madura y responsable! ¿Lo ve? Damos información sin dotarla de sentido. Los estudiantes necesitan auténticos maestros y no cursillos.

- Por lo menos, que sepan las señales.

- Enséñeles a pensar y ellos aprenderán a ser ciudadanos. Esos cursillos de todo tipo de conocimientos prácticos, como la obsesión tecnológica, denotan que nuestra enseñanza ha enterrado primero al maestro y después al ser humano. Sobre la tumba se ha impuesto una tecnocracia neutral educativa.

- Mal pagada.

- Es la consecuencia de la renuncia a ser maestro de los enseñantes. El maestro hoy es un pequeño robot que comercializa a bajo precio lo que se supone que sabe.

- Por eso es sustituible por el ordenador.

- Esa es la última fantasía tecnocrática: ¡Ya no necesitaremos maestros en las aulas! ¡Pondremos ordenadores!

- No dé usted ideas.

- ¡Qué gran fracaso! ¿Cómo puede un ordenador encarnar y revivir los sentimientos y las decisiones de una vida? Me temo que andamos muy perdidos, pero no desespero porque basta un buen maestro, un puñado de ellos, para disipar el nihilismo y el caos y dar al futuro sentido y humanidad.


Ser maestro es convertir el conocimiento en experiencia y la información en vida compartida con el alumno.

Las palabras dicen más de lo que significan… hasta las puedes sentir.

… nuestra educación, impotente para dar y exigir al alumno un sentido ético de su vida que le sirva en todas las situaciones…

Yo en este punto diría nuestra sociedad se muestra impotente. La educación es el reflejo de la sociedad y nuestra sociedad es eminentemente competitiva. Tanto es así que al ser competitivo, legado por la actividad empresarial en la que lo que cuentan son los resultados, se le reservan los mayores éxitos. Ello no tendría mayor importancia si no se considerará la competitividad como opuesta a la cooperación, de igual modo que el interés individual se muestra contrapuesto a los intereses comunes, de la comunidad.

En medio de tanta confusión las nuevas tecnologías aportan instrumentos válidos para tratar y almacenar grandes cantidades de información y desarrollar capacidades específicas, pero no solucionan el problema de dar un sentido ético a las vidas de nuestros jóvenes para que sean capaces de distinguir la fundamental de lo accesorio. La inteligencia emocional nada tiene que ver con la artificial.

¡Nos faltan maestros! Ellos deben conectar lo que sienten sus alumnos con lo que sintió y escribió Dante, lo que ingenió Cervantes y fascinó a Shakespeare.

La buena enseñanza tiene que ver tanto con la pasión como con la razón. Consiste en tener sensibilidad y flexibilidad, en saber escuchar y valorar las diferencias de cada uno de nuestros estudiantes. Tiene que ver con los matices, el humor, la alegría de vivir, la belleza, la constancia, el esfuerzo, la superación…

Me temo que andamos muy perdidos, pero no desespero porque basta un buen maestro, un puñado de ellos, para disipar el nihilismo y el caos y dar al futuro sentido y humanidad.

Marin Hontoria